BRUSELAS/SIMFERÓPOL, Ucrania (Reuters) - La UE acordó el miércoles los términos de sus primeras sanciones sobre Rusia desde el final de la Guerra Fría, una respuesta más dura a la crisis en Ucrania de lo que muchos esperaban y una señal de solidaridad con Washington en el intento de hacer que Moscú pague por hacerse con la península ucraniana de Crimea.
Las sanciones comunitarias, detalladas en un documento al que tuvo acceso Reuters, impondrían restricciones de viaje y congelarían activos a una lista de personas y empresas aún sin decidir acusadas por Bruselas de violar la integridad territorial de Ucrania.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que las medidas se impondrán el próximo lunes a no ser que se hagan progresos diplomáticos.
Las acciones en Moscú cayeron un 2,6 por ciento y el banco central se vio obligado a gastar 1.500 millones de dólares para reforzar al rublo mientras los inversores afrontan la posibilidad de que Rusia pague serias consecuencias por sus planes de anexionarse Crimea.
Tropas rusas se han hecho con el control de la península del mar Negro, en la que separatistas han tomado el gobierno provincial y están preparando la celebración de un referéndum el domingo para convertir la región en parte de Rusia, una consulta considerada ilegal por Occidente.
Las medidas presentadas por la UE son similares a los pasos dados ya por Washington, pero tendrían un impacto mucho mayor, puesto que Europa compra la mayor parte de las exportaciones de gas y petróleo de Rusia, mientras que EEUU es un socio comercial menor. Los 335.000 millones de euros de comercio de la UE con Rusia en 2012 fueron 10 veces el valor del de EEUU.
Las restricciones de viaje y la congelación de activos apartaría a los integrantes de la élite de Rusia de las ciudades europeas en las que tienen segundas viviendas y de los bancos europeos en los que guardan sus fondos.
El rápido ritmo de las medidas rusas para anexionarse Crimea parecen haber galvanizado a los Veintiocho, cuyas normas de consenso suelen ralentizar su toma de decisiones.
La propia Merkel mostró reservas inicialmente sobre las sanciones, pero se ha visto frustrada con la negativa de Moscú a formar un "grupo de contacto" que trate de alcanzar una solución diplomática a la crisis.
"Hace casi una semana, dijimos que si eso no tenía éxito en unos días, tendríamos que estudiar una segunda fase de sanciones", afirmó la canciller alemana. "Han pasado seis días desde entonces y tenemos que admitir que, aunque seguiremos con nuestros intentos de formar un grupo de contacto, no se ha hecho ningún progreso".
PREPARATIVOS
En Crimea, el gobierno regional está encabezado por un empresario separatista ruso cuyo partido recibió solo el cuatro por ciento de los votos en las últimas elecciones provinciales en 2010 pero que tomó el poder el 27 de febrero, después de que hombres armados asaltaran la sede del parlamento regional.
Dos días después, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que Rusia tiene el derecho de invadir a su país, vecino del sur y antigua república soviética, para proteger a los ciudadanos rusos.
Los preparativos para el referéndum del domingo están en plena marcha en el centro de la capital crimea, con pancartas y carteles que dicen "¡Primavera - Crimea - Rusia!" o "Referéndum - Crimea con Rusia!"
Crimea tiene una mayoría ajustada de población rusa y muchos de sus dos millones de habitantes son claramente partidarios de ser administrados desde Moscú. La opinión se ha visto impulsada por medios estatales, que emiten noticias exageradas sobre la amenaza de "matones fascistas" en Kiev.
"Ya basta con Ucrania, esa creación no natural de la Unión Soviética, tenemos que volver a nuestra madre patria", dijo Anatoly, de 38 años y de Simferópol, que vestía un uniforme de camuflaje y un gorro tradicional cosaco.
Pero una parte sustancial aunque más callada de la población sigue siendo partidaria de permanecer en Ucrania. Entre ellos hay muchos rusos, así como ucranianos y tártaros, habitantes originales de la península, y que fueron brutalmente reprimidos en la época soviética.
"Crimea ha estado con Ucrania desde los años 50 y quiero saber cómo la van a separar de lo que era nuestra tierra", dijo Musa, un tártaro. "Si el referéndum es justo y libre, al menos un poco, votaré contra la independencia de Crimea".
La consulta no parece dejar muchas opciones a los votantes. Tendrán que escoger entre unirse a Rusia o adoptar una constitución anterior que considera soberana a Crimea. La asamblea regional dice que si Crimea se convierte en soberana, cortará lazos con Ucrania y se unirá a Rusia de todos modos.
Con las calles firmemente en manos de milicias prorrusas y soldados rusos, hay pocas dudas de que las autoridades rusas conseguirán el resultado que quieren. Muchos opositores, tártaros entre ellos, han dicho que boicotearán el voto.
No habrá observadores occidentales. A los periodistas que tratan de acreditarse se les pide que prometan no informar de "noticias negativas".
Al tiempo que ha reforzado su control sobre Crimea, Putin parece haber dado marcha atrás sobre su amenaza del 1 de marzo de invadir otras partes del este y sur de Ucrania, en la que la mayoría de los habitantes son ucranianos rusófonos.
/Por Martin Santa y Aleksandar Vasovic/
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