La banca sigue aumentando el volumen de activos inmobiliarios en sus balances como consecuencia del ascenso de los impagos. Sólo en 2013 las cinco grandes entidades de nuestro país (Santander, BBVA, La Caixa, BFA-Bankia y Sabadell) elevaron un 16% la cartera de pisos, suelo y participaciones en sociedades vinculadas al sector, con un valor bruto de 7.618 millones de euros. Con este incremento, el stock de activos tóxicos supera ya los 55.000 millones.
Pese a la aceleración de las ventas el ejercicio pasado, fruto de la bajada de precios y el interés por parte de los inversores, los inmuebles en poder de la gran banca prosiguen su ritmo alcista, principalmente en el segmento de particulares. La morosidad hipotecaria dio en 2013 un salto sin precedentes, lo que ha llevado a que una parte de esos créditos hayan pasado a insolvencia y por tanto las entidades hayan tenido que adjudicarse las viviendas.
El año pasado, gracias al relevante importe de provisiones materializadas para ajustar el valor de estos activos, los bancos pudieron aumentar sus desinversiones, que en algunos casos se multiplican por más de cuatro con respecto a 2012. Las dotaciones en los cinco grandes suman más de 28.000 millones, con lo que la cobertura se sitúa en el 50 por ciento, porcentaje ligeramente por encima de las exigencias regulatorias impuestas por los decretos de Luis de Guindos.
Bankia, con ganancias
Pese a ello, la comercialización de los inmuebles se ha realizado a precios menores, con lo que los grandes han tenido que asumir mayores pérdidas. Únicamente Bankia, que traspasó la mayor parte de estos activos al banco malo o Sareb en 2012 en el marco de su recapitalización con ayudas millonarias, logró conseguir valores superiores a las dotaciones y ser más selectivo, con lo que obtiene beneficios. Estos fueron de 2,5 millones en 1.210 transacciones. Los esfuerzos de Bankia se encaminaron a deshacerse de la cartera transferida a la Sareb, con la que tiene un contrato de gestión y comercialización.
El resto de entidades suma pérdidas extra. Por ejemplo, el Santander sufrió minusvalías adicionales a las dotaciones de 99 millones, mientras que BBVA, cerca de 60 millones en la venta de sus pisos.
Según los datos publicados por las propias entidades, el año pasado comercializaron unas 75.000 inmuebles, entre alquileres y traspasos a terceros.
El grupo que eleva más su cartera es Caixabank, con un aumento del 42%. Esta subida se debe a una mayor entrada de pisos adjudicados y, en parte, a la aportación que realiza Banco de Valencia, entidad absorbida el año pasado.
Cambio de manos
Para conseguir una mejor eficiencia operativa en la gestión de estos activos, las entidades han empezado a cederla a terceros. De paso, con la desinversión de sus plataformas, logran plusvalías con las que apuntalar su cuenta de resultados y su solvencia con vistas a los test de estrés que realizará el Banco Central Europeo (BCE) a finales de este ejercicio.
Así, Caixabank, el Banco Santander y Bankia se han desprendido de sus plataformas, en la que también han incluido la gestión de los créditos morosos o fallidos, un negocio que también intentan colocar en el mercado para limpiar por completo sus balances y reducir riesgos. Los compradores de estas firmas han sido fondos de inversión, que buscan aumentar su actividad en nuestro país a precios bajos y a golpe de comisiones en el inicio de la recuperación económica.
Pero no todos han tomado la decisión de desinvertir la gestión inmobiliaria de su cartera. BBVA no tiene previsto de momento llevar a cabo una operación como la de sus principales rivales. Y el Sabadell analiza un proyecto diferente. Busca un socio industrial para dotar de un mayor valor a la plataforma inmobiliaria sin perder el control.
De momento, en contra de las primeros temores, el banco malo no ha supuesto una competencia dura, aunque en la recta final del ejercicio sí ha podido acelerar la bajada de los precios en el sector ante su cambio de política para poder cumplir con sus objetivos fijados para el conjunto de 2013.
La compañía que preside Belén Romana se ha deshecho de unos 9.000 inmuebles, ligeramente por encima de la estimaciones iniciales. El banco malo cuenta en su balance con inmuebles valorados en 11.400 millones netos de provisiones, procedentes de las entidades que han recibido ayudas públicas o han sido nacionalizadas en el marco del rescate europeo.