Husa Hoteles lleva tres años jugando al gato y al ratón con sus acreedores. La cadena que preside Joan Gaspart ha pasado los últimos meses alternando el pago de sus facturas para evitar los desahucios y los motines de sus empleados hasta que, finalmente, la caída de las ventas, el elevado endeudamiento de 200 millones de euros y los serios problemas de liquidez le han obligado a aceptar el concurso necesario de acreedores que solicitó la empresa Alterna Solutions a través del despacho Martínez-Echevarria por una deuda de 100.000 euros.
El entorno del empresario catalán asegura que el grupo ha logrado sobrevivir a base de tapar agujeros y elegir las facturas que pagaba, porque no podía afrontar todos sus gastos. Es decir, cuando la sombra del desahucio inmediato acechaba en algún hotel, como el Husa Princesa, el grupo pagaba el alquiler del último mes para parar el proceso de lanzamiento, pero ese mes la plantilla se quedaba sin cobrar la nómina. La estrategia de "ésta, sí, ésta, no" que llevaba a cabo con las facturas no ha dado más de sí y en los últimos meses Husa se ha enfrentado a 15 procesos de desahucio, mientras las manifestaciones y huelgas de sus trabajadores por los reiterados impagos, se multiplicaban. Así, fuentes de la cadena aseguraron a este diario que finalmente han sucumbido a la antigua suspensión de pagos para paralizar los lanzamientos, los procesos de embargo de sus cuentas y para facilitar la entrada de algún fondo de inversión en su capital, que ha exigido una limpieza del portfolio y de la deuda para desembarcar.
El concurso necesario del principal negocio del grupo, el de la gestión hotelera, da un respiro a la compañía, que lleva más de tres años con el agua al cuello. Las cuentas de 2011, aprobadas por Husa en diciembre de 2013, muestran un grupo muy deteriorado y con serias tensiones de tesorería. Al cierre de ese ejercicio, el auditor (PWC) ya advirtió que "existen condiciones objetivas indicativas de una incertidumbre significativa sobre la capacidad del grupo para continuar su actividad". En este sentido, el auditor advierte que tanto el grupo consolidado (que incluye la inmobiliaria Sarasate, entre otras) y la filial de gestión de hoteles presentan un fondo de maniobra negativo de 60 millones y 102 millones de euros respectivamente y un patrimonio neto negativo que coloca al grupo "en causa de disolución".
A su vez, las cuentas recogen los primeros problemas de impago de Husa con el Hotel Rey Juan Carlos I, que le reclamaba 7,3 millones por los alquileres. Para tratar de afrontar los problemas de tesorería, Husa vendió el Palace por 36 millones por lo que cerró el año en positivo. Entre sus planes también estaba vender un hotel en Bruselas pero no lo logró.