
José Antonio Labat es el director general de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique), que agrupa a 3.000 empresas entre las que se encuentran las españolas Repsol y Cepsa o las alemanas Basf y Bayer. Recibe a elEconomista en la sede de la federación, en la milla de oro madrileña. "Todo es química", explica: "Mi ordenador, los cables, las fibras de tu camiseta...".
Cuando hablamos de la industria química española, ¿a qué actividades nos referimos?
Esta industria engloba a muchos sectores. Los de mayor tamaño son dos: el de la obtención de materias primas farmacéuticas [es decir, de los principios activos, como puede ser el ácido acetilsalicílico] y el de las especialidades [la fabricación de medicamentos terminados, como la Aspirina]. Después está el de las materias primas plásticas y el caucho, actividad que se engloba dentro de la petroquímica, que utiliza el petróleo para producir materias primas.
Bayer apostó el año pasado por España, llevándose toda su producción de ácido acetilsalicílico a La Felguera (Asturias). ¿Apuestan, en general, las multinacionales extranjeras por este país?
Esa es una de nuestras grandes preocupaciones. Durante muchos años hemos recibido grandes inversiones. En 2008 llegamos a alcanzar los 2.500 millones de euros, cifra que se había reducido en 1.000 millones en 2011, el último año del que el INE tiene datos. Ahora, esas cantidades se van a EEUU. El problema es cómo recuperarlas.
¿Por qué ese cambio de destino?
Por el shale gas [un gas que se encuentra en el subsuelo, a gran profundidad], un tipo de yacimiento que EEUU ha potenciado mucho. Gracias a él, sus precios del etileno son tres veces inferiores a los europeos, porque lo tienen en grandes cantidades. Mientras tanto, en Europa se desarrollan campañas anti fracking [la técnica utilizada para extraer el gas]. Nuestra prioridad es lograr que aquí se explore el shale gas; eso lo cambiaría todo.
¿Qué cambiaría?
En primer lugar, tendríamos gas natural propio. España importa el 80% de la energía que consume. Si utilizásemos el gas almacenado en el subsuelo contaríamos con gas para 50 años. Además, la apuesta por el shale gas es una apuesta por España, que hará que los inversores vuelvan a ver este país como un destino de inversiones industriales.
Lleva 17 años ligado al sector químico. ¿Qué productos o avances le han sorprendido?
¡Muchos! Por ejemplo, me llamó la atención descubrir que una sola fábrica puede producir tanta fibra como la que se obtiene de esquilar a 12 millones de ovejas. Y la fábrica cabe en un campo de fútbol, mientras que esa cantidad de ovejas necesitaría un pasto del tamaño de Bélgica.