Empresas y finanzas

Las cuatro ofertas por Pescanova piden quitas de entre el 80 y el 95%

Pescanova. Foto: Archivo

Pescanova tiene ya cuatro ofertas sobre la mesa para inyectar fondos en su capital. Además de Damm -con el apoyo de los fondos KKR, Luxempart y Ergon Capital, éste último propiedad del inversor belga Albert Frère-, han llegado otras tres propuestas al consejo de administración. Fuentes próximas al máximo órgano ejecutivo han confirmado que se trata de los fondos York Capital, BlueCrest y Centerbridge Partners. Éste último, creado en 2007 y con oficinas en Londres y Nueva York, ha sido el que más ha tardado en presentar su oferta, que en cualquier caso está ya sobre la mesa de Lazard, el banco de negocios que está gestionando todo el proceso de recapitalización.

El consejo de administración de Pescanova tenía previsto hacer público de forma inminente quién resulta ganador para intentar salvar a la empresa de la liquidación. El problema, según han confirmado a este periódico fuentes financieras, es que todas las ofertas exigen quitas muy altas, superiores al 80 por ciento. Damm pide a la banca, por ejemplo, que perdone el 85 por ciento del total de los compromisos financieros, que superan los 3.600 millones de euros.

Pero hay otros, como el fondo York Capital, que llegan incluso a solicitar una quita de hasta el 95 por ciento, lo que supondría que las entidades tendrían que perdonar más de 3.400 millones.

Damm gana terreno

En principio, según todas las fuentes consultadas, la oferta favorita es la que encabeza la familia Carceller con Damm. "Es la única que tiene una oferta realmente industrial y que conoce Pescanova desde dentro porque lleva ya tiempo en el capital y con presencia en el consejo", aseguran fuentes próximas a la compañía. "Sería muy extraño que pudiera ganar cualquier otro fondo, sobre todo porque querría una rentabilidad alta y muy rápida, algo que hoy por hoy es imposible", insisten fuentes de las entidades financieras.

El mayor problema de los Carceller es que exigen una quita a la banca acreedora muy alta y cómo ocurre con el resto de los casos es algo que las entidades rechazan de forma tajante. La idea de la cervecera catalana y de Luxempart es que los bancos puedan capitalizar deuda y quedarse aproximadamente con un 49 por ciento de la compañía a cambio de esa quita. "No se va a aceptar en ningún caso una quita de ese calibre", aseguran en la banca.

Otro de los grandes inconvenientes que se está planteando a la hora de llevar a cabo la recapitalización de la deuda es que todos los oferentes han exigido el mantenimiento de la filial chilena para materializar su inversión y Pescanova está a un paso tan sólo de perderla al no haber podido inyectar capital. Pescachile aporta 200 millones de euros a la facturación del grupo y supone, además, el 30 por ciento del ebitda (resultado bruto operativo). La banca atrapada en Pescanova sólo está dispuesta a estudiar el plan de viabilidad de la filial y otorgar una línea de crédito de unos 45 millones de euros con el fin de paralizar temporalmente la venta de activos y posterior liquidación de la misma si se rebaja de forma sustancial la quita sobre la totalidad de la deuda. "Lo que no vamos a hacer es aceptar una quita del 80 por ciento y además inyectar otros 45 millones más", asegura una de las entidades acreedoras.

A punto de perder Chile

Deloitte, el administrador concursal de la compañía, la propia dirección de la empresa y la banca acreedora están realizando en cualquier caso las gestiones oportunas con el administrador concursal de la filial chilena, el síndico Herman Chadwick, para frenar el proceso de venta.

"Pescanova vale más con Chile que sin Chile, por lo que se están intensificado las gestiones para dejar en stand by la subasta, con el compromiso de la banca de estudiar el plan de viabilidad de Chile y poner 45 millones de euros para levantar el concurso", subrayan en el entorno de la compañía, reconociendo sin embargo que "el tiempo apremia".

De hecho, según han explicado, ya hubo un primer intento de frenar el proceso de venta, después de traspasar su 50 por ciento en su filial australiana a un grupo japonés por 29,5 millones de euros, operación que generó al grupo unas plusvalías de 17,9 millones de euros.

La intención era destinar lo embolsado con esta operación a la filial chilena, algo a lo que la banca se opuso al considerar que los ingresos logrados debían destinarse a amortizar los 56 millones de euros que los bancos prestaron a Pescanova antes del verano.

El administrador judicial de Pescachile ha recibido esta misma semana las ofertas vinculantes para hacerse con las granjas acuícolas y los barcos. Se trata de los gigantes Marine Harvest (Noruega) y Cooke Aquaculture (Canadá), a las que se ha sumado también el fondo norteamericano Fidelity, que es además, curiosamente, accionista de la propia Pescanova.

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