Cuando la presidenta argentina Cristina Fernández ordenó el año pasado la expropiación del 51% de YPF a Repsol, lo hizo para asegurar que el proyecto del yacimiento de Vaca Muerta sería explotado por los argentinos y no por los españoles. Pero la nacionalización situó a YPF en el centro de una disputa legal internacional.
Así lo asegura en su próxima edición el semanario The Economist. "Argentina, que no hace mucho era exportadora de hidrocarburos, importa ahora gas natural de Bolivia y petróleo de Venezuela, y eso que se asienta en lo que probablemente son los campos de gas y petróleo no convencional más grandes del mundo, el yacimiento de Vaca Muerta", comienza su artículo la publicación.
A su jucio, esta operación dejó a Miguel Galuccio, el CEO de YPF, dirigiendo una empresa con pocas posibilidades de lograr el capital que necesita para desarrollar su participación (más de un tercio) que le corresponde en la superfície de Vaca Muerta. Y supone uno de los varios problemas que hacen que sea difícil para Argentina reducir un déficit energético que, según el economista Miguel Kiguel, podría alcanzar los 7.000 millones de dólares este año. Ese déficit, señala The Economist, es una de las razones detrás de la caída de las reservas del Banco Central hasta un mínimo de siete años.
En resumen, todo esta situación explica por qué el gobierno argentino ofreció esta semana una compensación a Repsol de 5.000 millones de dólares en bonos del Estado. Una compensación que, a juicio del semanario, no es para nada generosa: "Repsol quería 10.500 millones de dólares en efectivo. Sin embargo, el Consejo de Administración de Repsol dio la bienvenida al acuerdo. No en vano, la alternativa era años de arbitraje internacional".
Argentina y Repsol tienen las grandes líneas de acuerdo trazadas. Según indicaron fuentes conocedoras del acuerdo a elEconomista, en el pacto se cifra la compensación que recibirá Repsol en 5.000 millones que serán abonados completamente en dólares mediante la suscripción de un bono a diez años con una rentabilidad del 8,75%.
"Debe generar confianza"
Tras analizar las líneas generales del acuerdo, The Economist asegura que si Argentina quiere ser de nuevo autosuficiente en energía para el año 2030 precisa inversiones por valor de 200.000 millones, 140.000 para la exploración y explotación de gas no convencional y el resto para petróleo, según reconoce Jorge Ferioli de la rama local del Consejo Mundial de la Energía.
Un acuerdo con Repsol, piensa, mejora las posibilidades de conseguir otros inversores que puedan seguir a Chevron, que en julio se comprometió a invertir 1.240 millones de dólares en los próximos cinco años.
Y es que el gasto de inversión de YPF se ha duplicado este año, pero sólo a unos 5.000 millones de dólares. Un gran obstáculo para ir más rápido es que la disputa de Argentina con sus acredores limita la capacidad de YPF para aprovechar la financiación internacional en condiciones razonables.
Y aunque el gobierno ha tomado algunas medidas para atraer la inversión, como una nueva ley de hidrocarburos o un nuevo decreto que permite a las empresas repatriar las ganacias después de invertir al menos 1.000 millones en cinco años, "para lograr dinero tienes que generar confianza".
"Parece que el acuerdo ha sido hecho a regañadientes pero compensar a Repsol es al menos el primer paso para reanudar la confianza de los inversores en Argentina. Pero solo el primero de los muchos que hacen falta todavía".