Empresas y finanzas

El presidente de Telecom Italia estudia dimitir si su grupo no amplía capital

  • Telefónica confía en mantener el statu quo con el menor coste financiero
El presidente de Telecom Italia, Franco Bernabé. Foto: Archivo

Telecom Italia es un polvorín. En la reunión informal de los principales accionistas que hoy se celebra en Milán, el presidente del grupo, Franco Bernabé, podría amenazar con la dimisión en el caso de que la teleco no apruebe una ampliación de capital en el consejo de administración del próximo 3 de octubre, según ha podido saber este periódico de fuentes relacionadas con la teleco italiana.

El primer ejecutivo de Telecom Italia se resiste a vender la filial brasileña (TIM Brasil) y vincula todo el futuro del operador a una ampliación de capital superior a los 3.000 millones de euros. En el más que probable caso de que fracase su propuesta, Bernabé podría tomar la puerta de salida, posiblemente animado por los actuales socios.

La situación es crítica. De hecho, Telecom Italia viene a ser como un gran mecano cuyas piezas están a punto de saltar por los aires. Ante esa agónica situación, Telefónica podría explorar una cuadratura del círculo con la que salvar la compañía transalpina a través de un plan de viabilidad realista.

En ese entorno, la ampliación de capital esgrimida por Bernabé no figura entre las prioridades del grupo español, comprometido con reducir sus niveles de endeudamiento. Y mucho menos cuando una posible ampliación de capital carece de un plan que garantice el retorno de las inversiones. Por todo lo anterior, las fuentes consultadas apuntan a que la solución podría encontrarse al otro lado del Atlántico, con la venta de Telecom Brasil, cuyo valor podría superar los 10.000 millones de euros. Con semejante botín, habría dinero para sanear la teleco y corresponder a los sufridos inversores del operador.

Fuentes de Telefónica declinaron realizar declaraciones a elEconomista. No obstante, otros portavoces a los que tuvo acceso este periódico mantienen que la solución que manejan los estrategas de la multinacional española pasa por convencer a sus socios en el consorcio Telco (Generali, Mediobanca e Intesa Sanpaolo) para mantener el actual statu quo en el operador. El Gobierno italiano también cruza los dedos para que las piezas no cambien, con su operadora de bandera bajo el pabellón italiano y con un socio industrial de la solvencia de Telefónica.

Cumbre informal en Milán

Mientras tanto, César Alierta, presidente de Telefónica, se encuentra hoy en Milán para pergeñar una ecuación cuyo resultado final debe ser lo más parecido a la estructura societaria actual. Es decir, que todas las cosas queden más o menos como están.

Cualquier cambio en la toma de control o consolidación comprometería a Telefónica, ya sea con la asunción de deuda de Telecom Italia o con la imposibilidad de operar con Vivo en Brasil -el mayor mercado del grupo-, al concurrir dos competidores del mismo dueño ( Telecom Brasil y Vivo).

Otras fuentes consultadas indican que Telefónica podría estar dispuesta a asumir la mayor parte de una posible ampliación de capital, de tal forma que sus socios italianos en Telco inviertan el mínimo legal permitido para que no se produzca un cambio de control en la primera teleco italiana.

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