Empresas y finanzas

Sousa puso propiedades a nombre de su mujer para evitar el embargo

El expresidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa. Foto: Archivo

El expresidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, se enfrenta en los próximos días a un posible embargo de sus bienes para hacer frente a la fianza de 350 millones de euros que le impuso el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, incluyendo sus sociedades patrimoniales.

Para evitarlo, y consciente quizás de los problemas que iba a tener en el futuro, en los últimos años ha puesto gran parte de su patrimonio a nombre de su mujer. Fuentes próximas a la familia han confirmado que "está casado en régimen de separación de bienes y tanto su vivienda en Vigo como el pazo de siglo XVIII, que adquirió hace unos años, están a nombre de su mujer, Rosario Andrade".

Cambios en el Registro

En diciembre de 2009, dejó de hecho de ser administrador de Granxa Pegullal, la sociedad que gestiona el Pazo Pegullal, una propiedad con hórreo y capilla incluidos, y dejó como administradora única a su mujer. Algo parecido a lo que ha ocurrido con la lujosa mansión que tiene junto al mar en la urbanización de Alcabre, en Vigo. Actualmente, en el Registro de la Propiedad, tan sólo hay a su nombre una finca de más de 523.000 metros cuadrados en El Escorial (Madrid) y varios terrenos en Mérida, que heredó de su padre y cuya propiedad comparte con sus hermanos.

Las fuentes consultadas explican, no obstante, que en su patrimonio figura también una importante colección de obras de arte, que podrían ser igualmente embargadas por la Audiencia. El juez Ruz, que impuso una fianza en total de 1.246 millones a la cúpula de Pescanova como garantía por el presunto fraude contable, fijó para Sousa una fianza de 178,85 millones de euros a título individual el 2 de septiembre.

Diez días de plazo

El magistrado dio en ese momento diez días laborables para que se depositara, bajo amenaza de embargo sino era así. El plazo se cumple mañana y, según aseguran las fuentes consultadas, es prácticamente imposible que el empresario gallego pueda afrontar el pago. Aunque Fernández de Sousa ha recurrido ya la fianza por considerarla "excesiva y precipitada", su problema es que eso no paraliza la ejecución del auto judicial, y aunque es posible que el magistrado tarde todavía algún tiempo en dictar la orden de embargo, todo indica que ésta es ya inevitable.

Fernández de Sousa está imputado en el caso Pescanova por presunto falseamiento de información económico-financiera, falseamiento de cuentas, de estafa, de uso de información relevante y de impedimento de la actuación del organismo supervisor. En los próximos días, podría ser acusado además de un alzamiento de bienes después de que la policía portuguesa descubriera que su mujer estaba intentando transferir a China 5,2 millones de dólares y el juez Ruz ordenara el bloqueo de todas sus cuentas bancarias.

En su recurso, Sousa afirma que el supuesto perjuicio de los accionistas no puede ser valorado, ni siquiera en teoría, en tanto que la cotización de la acción de Pescanova continúe suspendida en el mercado. Todo ello a pesar de que KPMG, la firma que realizó la auditoría forense, concluyera que había estado ocultando pérdidas y deuda durante años y que Deloitte, el administrador concursal de la empresa, le acusara de incluir en los balances ventas ficticias y dejar un agujero patrimonial de 1.667 millones de euros.

El informe de la administración concursal establece que la masa pasiva de Pescanova, con la totalidad de los créditos incluidos, se sitúa en 3.674 millones, entre los que figuran créditos con distinta categoría de privilegio; mientras que la masa activa es de 2.007 millones. El pasado martes, Fernández de Sousa, admitió en una carta a los accionistas que su gestión había sido "errada e inadecuada", reconoció su responsabilidad y pidió perdón. En la misiva anunció que, aunque tiene todavía un 7,5% del capital, renuncia a presentar su candidatura como consejero, insinuando que podría votar a Cartesian, un fondo de inversión norteamericano que, tal y como informó ayer elEconomista, intenta controlar Pescanova desde sociedades situadas en los paraísos fiscales de Delaware y las Islas Caimán.

El grupo de accionistas que encabezan Damm y Luxempart, y que presentarán en la junta de hoy a Juan Manuel Urgoiti como candidato a presidente, está convencido de que Cartesian y Fernández de Sousa trabajan juntos y llevan, de hecho, aliados desde hace años. "No nos extrañaría que la participación de Cartesian fuera en realidad de Sousa o incluso, sino fuera así, que el expresidente hubiera pactado ya adquirir esas acciones en un futuro", aseguran fuentes próximas a la cervecera catalana. En el recurso de apelación contra la decisión de ampliar su imputación por obstaculizar la labor de la CNMV, Fernández Sousa, ha lanzado por otra parte, un duro ataque contra el supervisor. "La CNMV, en un intento por exculpar su propio comportamiento y las dudas que pesaban sobre ella en su función de órgano supervisor, ha forzado la tipificación (manifiestamente incorrecta) de la conducta de Fernández de Sousa", dice el escrito.

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