
"Después de 38 años en la gestión de Pescanova y, habiendo ejercido el puesto de presidente ejecutivo durante la mayor parte de ellos, debo asumir con gran pesadumbre y en primera persona la situación en que hoy se encuentra Pescanova. Debo en este momento pedir disculpas por todo aquello en lo que mi gestión ha sido errada e inadecuada".
Así comienza una carta que el expresidente de Pescanova, Manuel Fernández Sousa, remitió ayer a los accionistas de la compañía. "No hay campo para las justificaciones, sino tan sólo para las disculpas. No importa que haya habido aciertos en 38 años de gestión cuando el final no ha sido el que debiera ser", añade.
Fernández Sousa, está imputado en la Audiencia Nacional por varios delitos societarios y podría ser acusado también de un presunto alzamiento de bienes después de que la semana pasada la policía portuguesa detectara que su mujer, Rosario Andrade, estaba intentando evadir a China 5,2 millones de dólares a través de una sociedad de la que él es administrador único.
En la misiva, asegura que su renuncia a la presidencia y al puesto en el consejo de Pescanova son "irrevocables", por lo que indica que, "a pesar de los apoyos recibidos", no se presentará a la reelección como presidente "y tampoco para ser elegido consejero".
En esta línea, considera que el resto de miembros del actual consejo de administración de la compañía deberían "adoptar una actitud responsable" y renunciar también a volver a ocupar puestos de consejeros de la sociedad.
"Todos, en mayor o menor medida, hemos cometido errores y la asunción humilde de los mismos es un acto de respeto y coherencia con todos los accionistas de Pescanova", argumenta Fernández de Sousa en su carta a los socios de la empresa. Por ello, avanza que las acciones que representa, equivalentes al 7,5% del capital de la compañía, "no apoyarán ni propondrán la reelección de ninguno de los consejeros salientes gestores de la situación acaecida".
En principio, según aseguran fuentes próximas al empresario, su idea es presentar una candidatura propia y no apoyar, por lo tanto, ni la de Damm ni la del fondo de inversión Cartesian. No obstante, tanto la cervecera catalana como el fondo luxemburgués Luxempart están convencidos de que existe ya un acuerdo entre Fernández de Sousa y el fondo, uno de los pocos accionistas que todavía no se ha personado en la causa abierta contra el expresidente ante la Audiencia Nacional.
En la carta de ayer, tras hacer un reconocimiento a los trabajadores de Pescanova, "pilar del gran proyecto construido para España y con presencia en todo el mundo", y que considera han sufrido en los últimos meses un "menosprecio tremendo", Fernández de Sousa garantiza que la compañía es "viable y tiene futuro".