Madrid, 23 abr (EFECOM).- El presidente del grupo de Biocombustibles en Unilever, Guenther Buck, ha asegurado hoy que los biocarburantes de primera generación procedentes de materias primas para uso alimentario no resolverán la demanda energética mundial.
Así lo ha puesto de manifiesto en Madrid durante la celebración de una conferencia donde se ha analizado el mercado europeo de biocarburantes hacia 2020 y su impacto sobre la alimentación, en el marco de la tercera Exposición y Encuentro Summit sobre Biocombustibles Sostenibles.
Para Buck, los biocarburantes "no pueden ser la solución definitiva" a la demanda energética mundial, por lo que ha reclamado a los gobiernos revisar los objetivos marcados para este tipo de carburante y acelerar la investigación en este campo para evitar la escasez de alimentos, así como pensar en otras materias primas para el mañana.
Ha explicado que la población mundial crecerá y que en 2025 habrá un 50% más de personas en el mundo que habrá que atender con una agricultura convencional, lo que supone un reto, en su opinión, teniendo en cuenta el incremento de los precios de los alimentos y las materias primas.
Ha atribuido estos aumentos de precio al descenso de existencias por el incremento de la población, a la demanda por parte de países como China e India y a la entrada de fondos de inversión en el sector agrícola.
Según Buck, se necesitarán más de un billón de hectáreas para surtir la demanda de alimentos, mientras que el suelo disponible son 13,4 billones de hectáreas, de los cuales sólo 3,5 son suelo agrícola.
También ha destacado la importancia de Estados Unidos en el uso de materias primas alimentarias para la producción de biocarburantes, situándose ya por delante de Brasil, y ha asegurado que si este país cumple sus objetivos de duplicar su producción de bioetanol, "el 30% de la cosecha de maíz acabará en los depósitos de los coches y el mundo tendrá una severa situación para alimentarse".
En el caso concreto de Europa, para cubrir la demanda de biocarburantes fijada para 2010, ha considerado necesario que aumente la superficie cultivable a 13,6 millones de hectáreas, si no tendrá que importar 32 millones de toneladas de granos, cifra que dependerá del superávit de países como EEUU, Rusia o Ucrania.
También ha analizado el impacto de los biocarburantes sobre la alimentación el coordinador internacional de Política Bioenergética y Unidad de Negocio de Greenpeace, Wolfgang Richert, quien ha subrayado que este tipo de carburante en la actualidad no es bueno ni para el clima, ni para la biodiversidad ni para la alimentación.
Ha denunciado que la directiva europea acepta las malas prácticas en el caso de su impacto en el uso de la tierra y en el cálculo de los gases de efecto invernadero.
En su opinión, es necesario un organismo intergubernamental que realice esta herramienta de cálculo y que el sector se centre en la eficiencia. EFECOM
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