En momentos de crisis no hay tiempo para el descanso. Ni siquiera para los colchones. La inmobiliaria Nozar está ultimando la venta del 20 por ciento de Flex a la familia fundadora, los Beteré, propietarios del 80 por ciento restante. El objetivo es lograr liquidez y reducir la deuda con los bancos y cajas de ahorros, para evitar verse atrapada por el estallido de la burbuja.
Según han confirmado fuentes próximas a la negociación, las dos partes habrían alcanzado ya un principio de acuerdo en el precio y faltaría tan sólo la firma ante notario. Nozar ha rechazado hacer ningún comentario al respecto, al igual que Flex, que tampoco ha querido hablar sobre la posible venta.
Beneficio de 27 millones
Flex tenía previsto cerrar el pasado ejercicio con unas ventas de 304 millones y un beneficio bruto operativo (ebitda) de 27 millones. Nozar entró en el capital de Flex en en enero de 2002 con la compra del 12 por ciento del capital, firmando al mismo tiempo una opción por el 8 por ciento restante, con lo que se convirtió así en el primer accionista individual por unos 35 millones.
El buen entendimiento entre las dos familias había empezado en el año 2000, cuando Nozar compró los terrenos de la sede de Flex en la madrileña calle de Méndez Alvaro, lo que propició posteriormente la compra de la participación.
En paralelo a esta operación, Nozar y Flex constituyeron entonces Improgar, una sociedad al 50 por ciento, que ha centralizado parte de la operativa conjunta de los dos grupos en el negocio inmobiliario dentro del mercado de Madrid.
Planes de reestructuración en Flex
Con Nozar en su capital, la mayor empresa española de colchones y equipos de descanso ha acometido en los últimos años varios planes de reestructuración. El último, anunciado el pasado mes de noviembre, supuso el cierre de la planta de Agoncillo (La Rioja) y el cese de la producción en la de Esparreguera (Barcelona), donde sólo se mantiene las actividades de almacén, ventas y atención al cliente.
El fin de la producción en ambas plantas supondrá el traslado a las fábricas de Getafe (Madrid), Sevilla, Salamanca y Tenerife de un total de 130 trabajadores, de los 1.800 que integran la plantilla entre Europa y Latinoamérica (432 en España).
Ésta no es, sin embargo, la única desinversión que tiene en marcha la familia Nozaleda, la dueña de Nozar, que ha declinado hacer ningún comentario al respecto. Tal y como adelantó elEconomista el pasado 9 de abril, la empresa está revisando su inversión en el más de medio centenar de empresas que conforman el grupo. La compañía reconoció entonces, de hecho, que "en el escenario actual, Nozar mantiene una estrategia de concentración de sus esfuerzos inversores en propulsar su negocio ordinario.
En este sentido, se han reducido las participaciones en Colonial y Afirma y no se descarta reducir igualmente su presencia en otros sectores no estratégicos para la compañía". Además de Flex, la primera que podría venderse es la cadena de supermercados Galerías Primero, aunque los Nozaleda están dispuestos a escuchar también ofertas por el resto de sus activos, incluyendo el balneario de Panticosa y la estación de esquí Boi Taüll.
Una de las pocas empresas que parece que no está en venta es Viñedos y Crianzas del Alto Aragón, la bodega propietaria de la marca Enate en la denominación de origen Somontano (Huesca).
Sociedades con pérdidas
A falta todavía de que se publiquen los datos del pasado ejercicio, Nozar disparó a un 74 por ciento su deuda en 2006, hasta alcanzar los 3.793 millones de euros. La decisión ahora de reducir el patrimonio se ha tomado, en parte, porque aunque el grupo sigue ganando dinero, una gran parte de las sociedades está en pérdidas.
Nozar está presente en la alimentación, el comercio, el turismo, las explotaciones ganaderas, la moda, la construcción, la energía y, por supuesto, en el inmobiliario. Sus activos empresariales están valorados en 4.135 millones de euros, por lo que el plan de desinversiones podría aliviar sustancialmente sus problemas.
Pero el problema de Nozar no es su imperio, sino sus inversiones en inmobiliarias cotizadas. Uno de los orígenes de los males de la familia Nozaleda es Colonial. Nozar decidió acompañar a Luis Portillo en su aventura en Inmocaral <:CAR.MC:> y lo ha pagado caro.
El proyecto consistió en la compra de Colonial, el 15 por ciento de FCC (FCC.MC) y Riofisa (RFS.MC), movimientos que elevaron su deuda a velocidad de crucero. Lo que tenían previsto los artífices de este proyecto es que surgiera una crisis financiera y que el mercado castigara sin complejos al sector. Esto provocó una caída de la cotización de la inmobiliaria sin precedentes.
Como consecuencia, las entidades financieras pidieron a los accionistas de Colonial que reforzaran las garantías de los préstamos que solicitaron para comprar títulos, una petición imposible en un momento en el que la banca cerró el grifo. Ahora Nozar, como Portillo, negocia con esas entidades para que se embarguen la mayoría de sus títulos en Colonial, con el fin de saldar deudas.