La decisión de bajar los precios del AVE y hacer ofertas para atraer a más usuarios ha sido un acierto. En cuatro meses Renfe ha cubierto el objetivo de viajeros que había previsto para dos años. La compañía ahora tiene que cuidar no morir de éxito, pues los nuevos usuarios también hacen necesario aumentar la eficiencia del servicio y adaptarlo a nuevas exigencias. Algunas tan simples como ampliar el horario de apertura de puertas antes de cada salida.
Las inversiones cuantiosas que los contribuyentes han realizado en alta velocidad merecen ser rentabilizadas. Es lo que ha hecho Renfe al poner en práctica un principio elemental como es bajar precios para aumentar la demanda. El resultado ha sido inmediato y el ejemplo debe extenderse.