
La cadena de moda sueca H&M está analizando la posibilidad de instalar parte de su producción textil en Latinoamérica, después de los trágicos sucesos acontecidos en fábricas de Bangladesh, uno de los mayores proveedores de prendas para la firma. África está también en el punto de mira de la compañía.
Así lo ha afirmado el consejero delegado de H&M, Karl-Joahn Persson en una entrevista concedida al diario británico Financial Times.
En sus declaraciones el directivo no relaciona de forma directa este movimiento con los accidentes que han causado la muerte de varios cientos de trabajadores en los últimos meses, aunque sí relaciona la importancia de la sostenibilidad con la producción. "Por supuesto, tenemos que repensar nuestra estrategia (de externalización) porque lo que está pasando en el país (Bangladesh) es terrible", manifestó.
Bangladesh, que es el segundo mayor exportador de ropa del mundo después de China, concentra la atención global sobre las condiciones de su industria textil después del derrumbe en abril de una factoría, que mató a más de 1.100 personas. Antes, se habían producido una serie de incidentes en fábricas en el país asiático.
Región en crecimiento
Según explica Persson, la decisión se debe también a que acaban de abrir su primera tienda en Latinoamérica, concretamente en Chile. "Esa parte del mundo está creciendo, de forma que se hace todavía más interesante dirigir la vista hacia la producción en Suramérica y Centroamérica. Estamos explorando la oportunidad", aseguró al rotativo.
Pero no solo Latinoamérica está en el radar del grupo sueco: África también figura como destino. "De nuevo, tiene que ver con la calidad, la capacidad, los precios y la sostenibilidad", destacó.
H&M es una de las más de 30 firmas internacionales, junto con Inditex, C&A o El Corte Ingles que han suscrito un acuerdo de seguridad con el que tratan de vitar que se repita la catástrofe del mes pasado con un plan de mejoras para las infraestructuras y más controles. La iniciativa, aún en negociaciones, se está desarrollando en colaboración con los sindicatos internacionacionales IndustrialAll y UNI Global Union, y con la supervisión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En este sentido, el consejero delegado de la cadena sueca recordó que el grupo cuenta con una estricta política de exigencias a los proveedores y que ha instado a Bangladesh a que eleve el salario mínimo a 38 dólares. "Nos quedaremos si respetan los códigos de conducta", añadió Karl-Joahn Persson.