
El crédito de Caja Madrid a Gerardo Díaz Ferrán ha llevado a su expresidente, Miguel Blesa, a una situación límite tras una investigación judicial doble por la que ingresó durante casi un día en la prisión de Soto del Real el pasado jueves. La operación con el exjefe de la patronal CEOE no fue la única que la entidad otorgó en los últimos años de mandato del ejecutivo jienense con su equipo.
Los miembros del consejo de administración y de la comisión de control percibieron entre 2005 y 2009 préstamos y avales por importe de 44,1 millones de euros. Algunos de ellos contaban con ventajas sobre las condiciones del mercado y otros ni siquiera pasaron por los órganos de gobierno de la entidad para su aprobación.
De todos los consejeros, Díaz Ferrán consiguió la mayor parte de los fondos repartidos entre los colaboradores de Blesa. En concreto, el 71,2% del montante tuvo como beneficiario al exdueño de Marsans. En esa etapa, la caja le prestó 31,4 millones, incluida la línea de financiación irregular otorgada en 24 millones en 2008.
El expresidente, a lo largo de su mandato, fue respaldado por unanimidad en prácticamente todas sus decisiones, principalmente en las mas relevantes y significativas, como la compra de City National Bank of Florida con un sobre precio, operación por la que tuvo que ingresar en prisión preventiva la semana pasada eludible con una fianza de 2,5 millones. El apoyo unánime sólo se vio truncado a raíz de la guerra interna de 2009 tras la pérdida de confianza de Esperanza Aguirre y la lucha del expresidente por mantenerse el poder.
En cinco años
Los créditos a los miembros del consejo de administración alcanzaron durante los cinco años finales de la presidencia de Blesa 37 millones. En la lista desglosada por la propia entidad en sus informes de Gobierno corporativo aparece uno autoconcedido. Se trata de un préstamo de 275.000 euros, cuya finalidad era la adquisición de una vivienda. El tipo de interés de la hipoteca fue del 3,5% y el plazo de vencimiento, de 120 meses.
Entonces era uno de los ejecutivos de la banca mejor pagados, con un sueldo que superaba los 1,5 millones de euros anuales. Años antes, el propio Blesa había percibido otro préstamo, esta vez, personal. Fue en 2004, por un importe de 420.000 euros.
Los socialistas José María de la Riva y Antonio Romero fueron, después del empresario Díaz Ferrán, los consejeros más beneficiados por esta política financiera de Blesa. El primero obtuvo préstamos por 1,8 millones, mientras que el segundo, 2,1 millones.
El gran aliado del expresidente, el representante de IU, José Antonio Moral Santín, también consiguió alguna operación de este tipo, pero en su caso es una de las más bajas, de apenas 12.000 euros. Santín, a diferencia de muchos otros, tenía compensado su apoyo con la designación en consejos de distintas participadas de la caja, como en la aseguradora Mapfre.
Los miembros del comisión de control, que no pertenecen al consejo de administración, suscribieron créditos con Caja Madrid por valor de 7 millones.
Esta comisión fue clave en la intensa y larga guerra interna abierta en 2009, antes de la salida de Blesa de la entidad y la llegada de Rodrigo Rato. Esta comisión era la encargada de fijar el calendario y los criterios para el proceso de renovación de cargos, entre los que se incluía el del presidente. En infinidad de ocasiones tuvo que ser suspendida por las broncas entre sus miembros.
Aguirre tuvo que modificar la legislación regional de cajas para evitar la reelección de Blesa. Límite a un máximo de doce años el periodo máximo para ocupar un cargo en el consejo de administración y en la asamblea general de la entidad. El expresidente había superado este número de ejercicios.