Coleccionistas y expertos aseguran que la filatelia de los últimos 30 años tiene escaso valor.
MADRID. Uno de los pocos afectados por la presunta estafa que guardaba los sellos en su domicilio se dirigió hace unas semanas a la Plaza Mayor a intentar venderlos. Entró en la filatelia López Baza, una de las más antiguas de la capital. "Los sellos eran de Perú", relata el dueño de la tienda. "Pero no los quise ni regalados, no valían nada".
La mayoría de los coleccionistas se rigen por parámetros distintos a los catálogos para fijar el valor de un sello. "Anualmente se editan varios catálogos, aunque los más conocidos son el Edifil para España y el francés Yvert", explica Joaquín María Villanueva, un experto coleccionista que lleva años recopilando sellos.
"Las ventas de filatelias y particulares se rigen por el catálogo, pero se aplican descuentos de hasta el 30% o más. De igual manera, si alguien quiere vender los sellos a las filatelias, debería aplicar, como mínimo, ese mismo descuento, no?", pregunta Villanueva, para ilustrar la poca fiabilidad del catálogo. "Siendo optimistas, antes de la intervención y no vendiendo mucha cantidad de sellos, quizás se hubieran vendido con una rebaja del 20% o 30% sobre el valor del catálogo", explica.
"Cualquier coleccionista experimentado sabe que, salvo pocas excepciones, los sellos de los últimos 30 años tienen escaso valor", continúa este coleccionista. "En algunos casos, las hojas y los estuches de los álbumes valen más que los sellos que cobijan".