CARACAS (Reuters) - El líder opositor venezolano Henrique Capriles canceló una manifestación prevista para el miércoles después de que su denuncia de fraude electoral generara violentas protestas, mientras que el Gobierno le responsabilizó de las muertes, destrozos y amenazas que se produjeron durante los incidentes.
La oposición había convocado a sus seguidores a la sede del ente electoral en Caracas para exigir un recuento total, al que se niegan las autoridades, y consignar las pruebas de graves irregularidades en los comicios del domingo, que el presidente electo, Nicolás Maduro, ganó por unos 265.000 votos.
"A todos mis seguidores: este reclamo es pacífico, el que se salga del tema pacífico no está en este proyecto, me está haciendo daño a mí", aseguró Capriles a periodistas, acusando a las autoridades de planear infiltrar su manifestación para provocar el caos y achacárselo a él.
Maduro, que había prohibido la marcha del miércoles, dijo que su rival tendrá que responder por los actos vandálicos de sus seguidores, en los que murieron siete personas, varios dirigentes socialistas fueron acosados y se quemaron sedes del partido oficialista, centros médicos y supermercados estatales.
"Ya empezaron a recular hoy. Pero por mucho que retrocedan tienen que verle la cara a la justicia más temprano que tarde porque tú eres responsable de esto, no vengas a disfrazarte de pacifista", dijo el ex chofer de autobús de 50 años, quien denunció un plan de golpe de Estado con ayuda de Estados Unidos.
El martes, miles de opositores se congregaron en las sedes regionales del Consejo Nacional Electoral (CNE) en las principales ciudades del interior del país sin incidentes de relevancia, después de que los sucesos del lunes acabaran con más de 60 heridos y 170 detenidos.
Maduro, ungido públicamente por Hugo Chávez para liderar la revolución socialista tres meses antes de morir, tiene previsto jurar el cargo el viernes tras imponerse con el 50,8 por ciento de los votos, frente al 49 por ciento de su contendor, según divulgó la autoridad electoral.
Las tensiones en el país petrolero han puesto en guardia a los mercados y los analistas, que insisten en la necesidad de urgentes medidas para impulsar una economía golpeada tras una fuerte devaluación que está avivando la inflación y con crecientes desequilibrios fiscales.
LA TENSIÓN PERSISTE
La anulación de la protesta en la capital, que se esperaba masiva y peligrosa después de que el oficialismo también llamara a sus seguidores a las calles, podría relajar las tensiones que amenazaban con llevar al país petrolero hacia una espiral de conflicto tras los comicios más ajustados en casi medio siglo.
La oposición dijo que seguirá adelante con su plan para impugnar el resultado, asegurando que existen inconsistencias entre los sufragios registrados en las máquinas de votación electrónica y los contabilizados efectivamente por el CNE; así como evidencias de otras 3.200 irregularidades.
Por ello reclaman abrir las cajas en las que los venezolanos depositaron el comprobante de su voto, a lo que el árbitro electoral se niega, asegurando que su moderno sistema de voto electrónico es inviolable y que la tradicional auditoría del 54 por ciento de los centros de votación confirmó las cifras.
"Si yo veo esto (las irregularidades) ¿qué hago? ¿Qué le digo al país? ¿cuál fue realmente el resultado?", se preguntó el político opositor de 40 años, quien pidió confianza a sus seguidores para manejar la crisis y avisó que reclamará la situación ante instancias internacionales.
En su discurso tras el triunfo del domingo, Maduro dijo estar dispuesto a realizar el recuento, pero luego cambió el tono y amenazó con quitar los recursos a las tres gobernaciones en manos de la oposición que todavía no lo reconocen presidente.
"Mano dura voy a poner frente al fascismo y la intolerancia", advirtió el martes, tras realizar varios actos de Gobierno, incluyendo uno con los gerentes de la petrolera estatal que aseguraron que la industria opera sin problemas.
El jefe del Parlamento, Diosdado Cabello, dijo que retirará el derecho de palabra a los diputados que no acepten la victoria de Maduro, en una tensa sesión en la que los dos bandos se insultaron y se acusaron mutuamente de buscar un baño de muerte entre gritos de "cobardes" y "asesinos".
Dos legisladores de la oposición denunciaron que fueron golpeados por sus colegas oficialistas dentro de la Asamblea Nacional y publicaron fotos en los que se ve a uno de los legisladores con la cara ensangrentada.
Capriles advirtió de que el Gobierno llamó a atacar su residencia oficial y responsabilizó a Maduro por su integridad física, mientras que un dirigente opositor denunció que el Gobierno ha emitido órdenes de captura contra el gobernador.
"Yo no me atrevería a decir qué va a pasar", resumió la incertidumbre el líder opositor.
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