FRÁNCFORT, Alemania (Reuters) - Deutsche Bank dijo que no hay final a la vista de su disputa legal con los representantes del fallecido magnate de medios Leo Kirch, en una reunión en la que sus dirigentes fueron abucheados por los accionistas, que temen que el principal banco alemán se distraiga en una serie de escándalos e investigaciones.
El co-consejero delegado Jürgen Fitschen dijo en una reunión extraordinaria de accionistas - convocada después de que los partidarios de Kirch impugnaran las resoluciones de la junta general anual de 2012 - que Deutsche Bank ha provisionado dinero para cubrir una de las batallas corporativas más largas y amargas del país.
Pero advirtió: "No hay un final a la vista".
Deutsche Bank está inmerso en una serie de otras disputas, incluyendo un escándalo por comercio de emisiones de dióxido de carbono y acusaciones de supuestas ventas malintencionadas de complejos productos financieros, y es uno de las decenas de bancos bajo investigación por supuestamente manipular los tipos de interés de referencia como el Libor (el tipo interbancario de Londres).
El mes pasado dijo haber aumentado las provisiones por disputas legales y regulatorias a 2.400 millones de euros y que había apartado 1.500 millones más para obligaciones eventuales.
Los accionistas que acudieron a la reunión del jueves mostraron su consternación porque se prolonga una batalla con Kirch y sus representantes que ya dura una década, así como su preocupación porque los gestores se están viendo distraídos en la administración del mayor banco del país.
"Ya basta. Se está abusando de los derechos de los accionistas. Se está llevando a cabo una venganza privada a costa de todos los accionistas", declaró Klaus Nieding, un abogado que representa a DSW, la mayor asociación de inversores privados de Alemania.
Nieding instó a los representantes del Grupo Kirch y a los dirigentes de Deutsche Bank a resolver su disputa, librada en varios tribunales en Alemania y Estados Unidos.
"Dejen de mantenernos a todos como rehenes y resuelvan su disputa en un tribunal, no aquí", declaró Nieding ante aplausos generalizados.
Kirch reclamó que el ex consejero delegado de la entidad y posteriormente presidente Rolf Breuer desataron la caída de su grupo de medios al cuestionar su solvencia en una entrevista televisada en 2002. Durante años trató de reclamar unos 2.000 millones de euros en daños.
En noviembre, el juez de Múnich Guido Kotschy dijo que Kirch sufrió daños por entre 120 y 1.500 millones de euros. Aún tiene que fijarse la cuantía final en daños.
NO HAY NEGOCIACIONES
Deutsche Bank dijo que mantiene que las acusaciones no tienen base y Fitschen aseguró que no hay negociaciones abiertas para llegar a un acuerdo.
Un tribunal de Fráncfort resolvió en diciembre que los representantes de Kirch deberían haber tenido más tiempo para hablar en la junta general anual, lo que forzó a Deutsche Bank a repetirla.
El hecho de que los accionistas hayan sido forzados a asistir a una reunión extraordinaria es una señal de que Deutsche Bank se está viendo abrumada por problemas legales, afirmó Ingo Speich, un administrador de fondos de Union Investment.
"Por favor, asegúrense de que Deutsche Bank pueda volver a sus negocios operativos", dijo Speich a Paul Achleitner, el nuevo presidente del banco.
Por primera vez, Deutsche Bank levantó una valla perimetral gris de una altura que llega hasta la cintura de una persona para impedir que los accionistas se acercaran demasiado a sus gestores, entre ellos los co-consejeros delegados Anshu Jain y Fitschen.
Fitschen intentó sofocar el descontento en la reunión en las afueras de Fráncfort, pero fue interrumpido por inversores enojados.
"Una junta general extraordinaria es algo nuevo para todos nosotros en Deutsche Bank. Ciertamente, no queremos hacerlo un hábito, pero las circunstancias nos forzaron a dar este paso", comentó Fitschen, en medio de preguntas de la audiencia.
"¿Por qué el otro tipo no dice nada?", interrumpió un accionista de gafas y chaqueta negra, apuntando a Anshu Jain, que pasó horas escuchando en silencio las quejas de los accionistas.
/Por Edward Taylor/