CARACAS (Reuters) - El candidato oficialista de Venezuela, Nicolás Maduro, se dio una pausa en sus múltiples actos de campaña del viernes para encabezar un homenaje a Hugo Chávez al conmemorarse un mes de su fallecimiento, aunque no dejó de lado sus ataques a la oposición y denunció un supuesto acto de sabotaje.
Junto a los familiares de Chávez, el aspirante a sucederlo encabezó una misa en el cuartel donde reposan sus restos enclavado en un barrio populoso de Caracas.
Durante la breve ceremonia, soldados dispararon balas de salva para recordar a su jefe, que el pasado 5 de marzo perdió una batalla de casi dos años contra un cáncer.
"El dolor está intacto, la necesidad de verlo y de escucharlo está intacta. Pero aquí estamos en la calle comandante Hugo Chávez, cumpliendo la orden que usted nos dejó", dijo Maduro recordando el último designio de su jefe: "elijan a Nicolás Maduro como presidente".
Horas antes, en el estado central de Aragua, informó de que las autoridades capturaron a un grupo de opositores al que acusó de intentar provocar un apagón en uno de sus actos de campaña para las presidenciales del 14 de abril.
El también presidente interino del país productor de petróleo y el candidato opositor Henrique Capriles se han acusado mutuamente de guerra sucia durante la breve y maratoniana carrera electoral iniciada tras la muerte Chávez.
"Ya tenemos presos a algunos de los saboteadores. Le iban a quitar la electricidad a toda Mérida (occidente) mientras yo estaba en el acto", denunció Maduro al responsabilizar a un grupo de "la derecha" que dijo está siendo investigado.
"¿Quién dirige esta guerra contra el país? (...) Hay dos opciones: o la patria o la antipatria", agregó en un encuentro con el alto mando militar en el mes del fallecimiento de Chávez.
El propio líder socialista que gobernó Venezuela durante 14 años denunció varias veces desde complots contra la infraestructura del país hasta planes para asesinarlo.
Maduro, que estuvo en Mérida a mitad de la semana, no dio más detalles sobre las detenciones pero recordó que a uno se le capturó "con las manos en la masa" y ordenó a las Fuerzas Armadas que intensifiquen el patrullaje en las instalaciones.
La elección en la polarizada nación de 29 millones de habitantes decidirá no sólo el futuro del "chavismo" sino también el control de las mayores reservas de crudo del mundo y el apoyo económico a gobiernos izquierdistas de la región.
Al igual que en la campaña electoral de octubre cuando perdió contra Chávez, Capriles aparece abajo en la mayoría de encuestas por, al menos, 10 puntos.
El partido oficialista viene de derrotar a la coalición opositora en las elecciones regionales de diciembre donde se hizo con 20 de las 23 gobernaciones en disputa.
Maduro ha cosechado el fabuloso apoyo que acumuló Chávez durante sus 14 años en el poder gracias, principalmente, a decenas de subsidios para los más desfavorecidos alimentados con una abultada chequera petrolera.
¿FRAUDE?
Capriles pidió esta semana a la autoridad electoral explicar por qué técnicos del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tienen en su poder la clave que permite acceder a unas 45.000 máquinas de votación, lo que podría alterar su funcionamiento.
Uno de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), el opositor Vicente Díaz, calificó de "grave" la filtración.
Portavoces del organismo aclararon que el uso de las claves no vulneraría el recuento de los votos y se comprometió, en una reunión con los partidos el jueves, a "investigar" el hecho.
Capriles demandó que la presidenta del CNE "dé respuesta a los venezolanos" sobre el incidente, mientras clamó a sus bases de apoyo que salgan a votar para vencer lo que ha denunciado como ventajismo oficial.
A diferencia de la campaña previa, esta vez Capriles no ha escatimado en acusar a Maduro y a sus aliados de ser "falsos socialistas" interesados en llenar sus bolsillos y ganar elecciones.
El Gobierno pinta al aspirante opositor que va apoyado con una coalición de fuerzas políticas como una marioneta de los sectores empresariales.
El viernes, decenas de escritores, artistas y músicos mostraron su apoyo a la candidatura de Capriles en un teatro de la capital donde, cantando y recitando, pidieron un cambio de rumbo. Ello después de que la tirria política de los contendores se ha trasladado a la farándula local.
"El tiempo de la exclusión quedará atrás porque no hay artistas buenos o malos por su forma de pensar", dijo Capriles vestido con una chaqueta y gorra de los colores de la bandera venezolana: amarillo, azul y rojo.
"Tenemos una oportunidad histórica y única para decidir cuál es el país que queremos. Necesito que me ayuden a construir el país que la inmensa mayoría de los venezolanos aspiramos", concluyó ante un abarrotado teatro.
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