NICOSIA (Reuters) - El presidente chipriota, Nicos Anastasiades, en un intento de conseguir una salvación in extremis del colapso financiero en unas negociaciones el domingo en Bruselas, tiene por delante "una tarea muy difícil" si quiere salvar la economía de la isla mediterránea, dijo un portavoz gubernamental.
Chipre afronta un ultimátum el lunes planteado por el Banco Central Europeo de cesar la financiación de urgencia a los bancos chipriotas si no llega a un acuerdo para un rescate con la Unión Europea, pero las negociaciones en Nicosia con la UE y el Fondo Monetario Internacional se rompieron el sábado por la noche sin que hubiera resultados.
Anastasiades se dirigió a la capital comunitaria en un avión privado de la Comisión Europea para seguir negociando antes de la decisiva reunión de los ministros de Finanzas de la eurozona a las 6.00 de la tarde (17:00 GMT).
El presidente y su equipo tienen una "tarea muy difícil para salvar la economía chipriota y evitar una suspensión de pagos desordenada si no hay acuerdo sobre un préstamo", dijo el portavoz presidencial.
Subrayando la gravedad de la situación, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE dijo que ahora ya "solo quedan opciones difíciles" para la última víctima de la crisis de la eurozona.
Tras el final de las conversaciones en la noche del sábado, el Gobierno chipriota sacó un comunicado en el que afirmó que "las negociaciones están en una fase muy delicada", y que "los plazos límite son muy ajustados".
El tono del comunicado difería notablemente de anteriores expresiones de cauto optimismo durante unos días de intensas negociaciones entre los políticos chipriotas y responsables de la 'troika' de prestamistas internacionales - la UE, el BCE y el FMI.
El sector bancario chipriota, excesivamente grande, se ha visto golpeado por su exposición al país donde comenzó la crisis de la deuda, Grecia, y la UE dice que la isla del Mediterráneo oriental debe conseguir 5.800 millones de euros para recibir un rescate de 10.00 millones.
Si no hay un acuerdo el lunes, el BCE dice que suspenderá la financiación de emergencia de los bancos chipriotas, provocando su colapso y probablemente forzando la salida del país de la eurozona.
El presidente Anastasiades, que apenas lleva un mes en el cargo, afronta la crisis más difícil a la que se ha enfrentado Chipre desde que en 1974 fue invadida por el Ejército turco, causando la división de la isla.
En un intento de conseguir los fondos solicitados por Europa, las autoridades chipriotas han aceptado un impuesto sobre los depósitos bancarios superiores a los 100.000 euros, un cambio drástico de opinión respecto a la de hace cinco días, cuando el Parlamento rechazó una propuesta parecida calificándola de "robo bancario".
/Por Michele Kambas y Karolina Tagaris/
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