DIJON, Francia (Reuters) - El presidente francés François Hollande, que lucha por apaciguar a los votantes conforme sus objetivos económicos se alejan, relajó su objetivo presupuestario para 2013 el martes pero se aferró a su promesa de poner fin a la crisis laboral.
En un viaje de dos días el martes al este de Francia con el objetivo de convencer a la población de que puede devolver la salud a la economía, Hollande admitió que la reducción del déficit se ha desviado pero dijo que retrasar el objetivo era preferible a las medidas de austeridad que podrían ahogar la recuperación económica.
Dijo que el déficit público de finales de 2013 debería ser del 3,7 por ciento del Producto Interior bruto, como pronostica la Comisión Europa, lejos de su objetivo inicial del tres por ciento.
Pero Hollande insistió en que puede alcanzar su último objetivo en pie, revertir la subida del desempleo registrada a finales de 2013, que ha alcanzado un máximo de 13 años al 10,6 por ciento.
"La estrategia económica correcta es permanecer en este camino sin hacer nada que pueda debilitar el crecimiento", dijo Hollande en una reunión en Dijon, capital de la región vinícola de Borgoña.
Sobre su promesa de parar la crisis laboral, dijo: "Usaré cada palanca que pueda para lograr este objetivo de revertir la tendencia del desempleo".
La confianza en Hollande ha caído al nivel más bajo en 30 años para un líder francés con solo 10 meses en el cargo.
Un crecimiento anémico adelgaza los ingresos del estado, el Gobierno socialista dijo esta semana que pedirá otros 5.000 millones de euros en recortes de coste en ministerios este año.
Hollande aún no ha reconocido que el objetivo más cercano al corazón de los votantes probablemente también le sea esquivo.
La comisión prevé que el desempleo francés, actualmente en el 10,6 por ciento, suba más este año y alcance el 11 por ciento en 2014. Los analistas tampoco ven motivos para que descienda el paro.
Hollande tratará el tema en un mensaje televisado a la nación este mes, y sus asesores parecen estar preparando el terreno para explicar que su promesa debería entenderse como frenar el aumento del desempleo, y no darle la vuelta.
El Parlamento, controlado por los socialistas, tiene previsto aprobar una ley el mes que viene basada en un acuerdo laboral entre los empleadores y los tres mayores sindicatos para facilitar a las empresas reducir las horas de trabajo y la paga durante una recesión.
Aunque los izquierdistas de línea dura se oponen a la ley, está en línea con lo que aconsejan los economistas para impulsar la contratación a largo plazo, pero probablemente no este año, cuando el Gobierno ha admitido que la economía probablemente crecerá sólo entre un 0,2 y un 0,3 por ciento, muy por debajo del 0,8 contemplado en el presupuesto.
"Si esperamos unos pocos meses, las comunicaciones oficiales entrarán en línea con la realidad", dijo Bruno Cavalier, economista de Oddo Securities.
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