
París, 4 abr (EFECOM).- Las discusiones de los gobiernos español y francés para indemnizar al consorcio TP Ferro que construye la línea de tren de alta velocidad (TAV) entre Perpiñán y Figueras por los retrasos en la llegada del AVE hasta esta última ciudad deben empezar el próximo verano.
"Las discusiones financieras deben empezar este verano", señaló hoy en conferencia de prensa Jean-François Roverato, presidente de la francesa Eiffage, una de las constructoras que integran TP Ferro, ante de asegurar que la línea internacional de TAV estará finalizada en la fecha fijada en el contrato, el 17 de febrero del año próximo.
Insistió en que "Eiffage estará a tiempo", y en que desde que se finalizó la perforación del túnel fronterizo a finales de noviembre "trabajamos a fondo" por lo que "estaremos listos" en la fecha convenida.
Frente a eso, constató que no llegará a tiempo la línea del AVE que se está construyendo entre Barcelona y Figueras, en el que "entiendo que habrá como tres años de retraso" y no podrá entrar en servicio por lo menos hasta la primavera de 2012, de forma que tampoco se podrá poner en funcionamiento la concesión de TP Ferro.
Sobre el impacto económico para los concesionarios de la línea Perpiñán-Figueras, Roverato recordó que los gobiernos de Francia y España les escribieron para garantizarles que serán ellos los que "soportarán las consecuencias financieras directas" por no cumplir los plazos.
Sin entrar en cifras, añadió que entre 2009 y 2012 TP Ferro no sólo no tendrá los ingresos previstos por los peajes sobre el tráfico programado de trenes, sino que "habrá gastos de mantenimiento" de la infraestructura, como la vigilancia para evitar una vandalización del material.
Por otro lado, el presidente de Eiffage señaló que ante el parón en el sector de la construcción en España su empresa ya no tendrá en ese país "el ritmo de crecimiento que hemos tenido", y barajó la posibilidad de una caída en la actividad de infraestructuras viales o urbanas, que en cualquier caso se vería compensada por el tirón en el negocio de la energía.
En términos globales para el sector, consideró que en la construcción "esta crisis será breve" porque "España es un país formidablemente reactivo", según se pudo comprobar tras los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.
"La crisis será violenta" durante dos o tres años, "pero habrá una reacción rápida", y a ese respecto, consideró que los esfuerzos del Gobierno español para compensar el bajón en la vivienda con obra pública en infraestructuras "va a atenuar" la crisis de la construcción.
Eiffage, que tiene como primer accionista al español Sacyr -con el que mantiene un largo contencioso- el pasado año facturó 500,5 millones de euros en España, donde tiene una plantilla de más de 3.000 personas. EFECOM
ac/jlm
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