
Nueva Rumasa no sólo captó dinero de pequeños y medianos ahorradores a través de sus pagarés. De acuerdo con el último informe de la Udef, la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales de la Policía, entregado al juez, los Ruiz-Mateos engañaron también a familiares, amigos, conocidos, y hasta empleados cercanos, como el chófer de José María Ruiz-Mateos o el jardinero de la mansión familiar en la lujosa urbanización madrileña de Somosaguas. Son en total 50 millones de euros de los 337 millones que captaron de más de 4.100 inversores.
En el listado que aparece en el informe, al que ha tenido acceso elEconomista, se habla, por ejemplo, de "familiares no directos, sino que ocupan un segundo lugar, pero que en su conjunto invirtieron algo más de 24 millones de euros, muy probablemente en dinero B o no declarado". Hacienda y la Fiscalía Anticorrupción calculan, de hecho, que podría haber otros 200 millones más en negro.
Es el caso de Agustín Figueroa, suegro de José María Ruiz-Mateos Rivero; de Manolo Mateos, el suegro de Javier Ruiz-Mateos; de Felipe Benitez, un primo hermano del patriarca del clan, José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada; o de Mercedes Mora, una sobrina de Teresa Rivero.
En el listado aparecen también Begoña Ruiz-Mateos, la hija que presentó una querella por estafa contra el resto de sus hermanos por estafa y su marido, Antonio Biondini. Y curiosamente, la policía cita también como presuntos clientes a los hijos de éste matrimonio y al personal doméstico. Biondini y su mujer han presentado un recurso porque el juez archivó la querella alegando que no se puede interponer contra familiares en primer grado. En otro listado adjunto aparecen inversiones realizadas también por el círculo de confianza por otros 26 millones de euros. En este apartado figuran, por ejemplo, el jardinero de la familia, con una inversión de 243.600 euros, o el chófer, con 197.205 euros.
José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada, fundador de Rumasa, engañó incluso hasta a su secretaria, que invirtió 19.800 euros en pagarés del grupo Dhul en el año 2009, poco antes por lo tanto de que se iniciaran los impagos y que la sociedad acabara presentando concurso de acreedores.
La alargada sombra de los pagarés también llegó hasta los testaferros de la familia Ruiz-Mateos y empleados de sus compañías. Según la documentación incautada por la Udef, uno de los hombres de paja de los empresarios adquirió una letra de cambio por 123.735 euros del grupo de postres Dhul en 2008.
Liquidar Nueva Rumasa
Los listados de los tenedores de los pagarés aparecen junto a una nota enviada por la familia a sus inversores bajo el título 'Nota de prensa a pasivista para que sigan confiando'. A raíz de este documento la Udef resalta lo contradictorio del mensaje puesto que a lo largo de la investigación han observado que, al parecer, el primer objetivo de la familia Ruiz-Mateos era "proteger su patrimonio personal, liquidar las empresas para repartir beneficios y continuar con sus negocios a través de la nombrada por ellos mismos Rumasa 3".
Para llevar a cabo este plan, los seis hijos varones de la familia Ruiz-Mateos presuntamente se habría aliando con Ángel de Cabo, liquidador de Marsans y en prisión por alzamiento de bienes, para repartirse los beneficios una vez se hubiesen liquidado las sociedades del grupo Nueva Rumasa.
Parece que queda ya muy lejos la promesa del patriarca de los Ruiz-Mateos de suicidarse si no devolvía el dinero de los tenedores que los pagarés que habían confiado sus ahorros en el futuro de la empresa.