Se aproxima nueva polémica en el sector sanitario, ya de por sí convulso en los últimos meses. Y no será por culpa del Ministerio de Sanidad. Ahora pueden ser las farmacias las que se echen a la calle contra el Gobierno de Mariano Rajoy por una reforma que impulsa el equipo del ministro de Economía, Luis de Guindos: la liberalización de la apertura de farmacias.
Y eso que, de momento, el proyecto que estudia Economía es más bien una liberalización light y ni mucho menos total.
Se trataría, según las fuentes consultadas por elEconomista, de una reforma que permitiría la apertura de nuevas farmacias por parte de grandes cadenas y franquicias de boticas. De esta manera, la propuesta del Gobierno propugna la desvinculación entre la titularidad y propiedad de una farmacia, como ocurre actualmente, con lo que se cierra la apertura de este negocio a cualquier persona o empresa.
Para 2013, la intención de Economía, siguiendo recomendaciones del Consejo de la Unión Europea, es posibilitar que para abrir una farmacia no haga falta ser farmacéutico, aunque sí se requerirá poner al frente -ser titular de la farmacia- a un profesional farmacéutico titulado. Este hecho también abriría la posibilidad de apertura de una farmacia por cualquier ciudadano, siempre y cuando contrate a un farmacéutico como titular.
¿Qué dice Sanidad?
La reforma no cuenta aún con el respaldo del Ministerio de Sanidad, que entiende que el modelo actual funciona y más en un tiempo en el que las farmacias sufren impagos. El departamento de Ana Mato también sabe que tendría a casi todo el sector sanitario en contra.
De momento, el Consejo general de Colegios Farmacéuticos, la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, y la mayor distribuidora de medicamentos, Cofares, han mostrado su rechazo a la posible reforma.
El presidente de Cofares, Carlos González Bosch, resume el sentimiento del sector: "Esta reforma supondría la entrada de los grandes capitales dentro de la prestación sanitaria, de manera que las grandes cadenas de farmacias se posicionarían en zonas geográficas rentables y forzarían a cerrar farmacias de sitios pequeños, incapaces de competir con ellas".