Empresas y finanzas

El testaferro de Díaz Ferrán ocultaba 20 coches de lujo del grupo Marsans

De Cabo podría haber declarado el robo falso de algunos que estaban en 'leasing'.

Un Rolls Royce Phantom, un Ferrari Scaglietti, seis o siete Mercedes, un Bentley Continental y así hasta 20 coches de lujo, entre los que se incluye una limusina blanca Ford Lincom de los años 80. Estos son los coches de lujo que conforman el parque móvil que Ángel de Cabo, testaferro de Gerardo Díaz Ferrán, ocultaba en Valencia en una nave, en el parque empresarial de Ribarroja y en su chalet de la exclusiva urbanización El Bosque.

La policía encontró esta lujosa flota de automóviles durante los registros llevados a cabo en el marco de la operación Crucero, poco después de detener al expresidente de la CEOE y al liquidador de Marsans y Nueva Rumasa por alzamiento de bienes, desvio de fondos y blanqueo de capitales, entre otra cosas. La mayor parte de los vehículos pertenecían a empresas del extinto grupo de viajes y a sus fundadores.

Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual, ya fallecido, dejaron en manos de De Cabo sus coches de lujo para evitar que cayeran en manos de los acreedores. Por ejemplo, el expropietario de Marsans poseía un Rolls Royce Phamton, valorado en 500.000 euros, a través de su sociedad patrimonial Grundisan Inversiones. El juez decretó el embargo del vehículo en diciembre de 2010 a favor de Quail Travels por una deuda de 309.000 euros. Ante la orden de embargo, Díaz Ferrán comunicó que el Rolls Royce no era suyo, puesto que se lo había vendido a la sociedad Munari, una patrimonial relacionada con el entorno de De Cabo, en junio de 2010 por 232.000 euros.

La policía estima que ese contrato es falso y que se realizó después del auto. Díaz Ferrán también trato de ceder a De Cabo su yate de 21 metros de eslora, valorado en 4 millones de euros, tras enterarse de que iba a ser requisado por el administrador. El juez paró la venta de la embarcación cuando trataban de sacarla de España. El propio fundador del grupo Marsans reconoció ante el juez Velasco que empezó a vender sus bienes para evitar su embargo.

Además de los automóviles en propiedad, las empresas del grupo Marsans tenía coches de lujo en leasing (alquiler financiero) que también pasaron a manos del entramado societario liderado por Ángel de Cabo. Según fuentes cercanas a la investigación, el liquidador y su mano derecha, Ivan Losada, informaban a la compañía de leasing que les habían robado los vehículos para evitar devolverlos.

Mientras los dos empresarios, Díaz Ferrán y Pascual, se declaraban en quiebra y aseguraban no tener ningún bien a su nombre, se paseaban con coches de lujo. En 2010, Pascual tenía un Porsche ultimo modelo en el garaje que, según defendió el propio empresario, había comprado su hijo.

No es ningún secreto que el expresidente de la CEOE es un amante de los coches de lujo. Conducía Porches, Rolls Royce y Ferraris, Audis A8, Bentleys... unos vehículos que finalmente han terminado bajo el techo del fundador de Posibilitum, la compañía que adquirió Marsans en junio de 2010, junto a otros vehículos provenientes de la compra de diferentes sociedades. Por ejemplo, entre el elenco de vehículos incautados se encuentra una Ford Lincom. La limusina, de los años 80, era propiedad de la discoteca Susos de Valencia, que terminó en manos del tiburon empresarial. Es muy difícil valorar el precio del coche, ya que llegaba a España por cauces paralelos a los oficiales. No existe ninguna distribución de la firma, por lo que la gente los compraba directamente en EEUU.

Aun así, la policía estima que el conjunto de los vehículos podría estar valorado en más de 3 millones y entre ellos se encuentran piezan tan exclusivas como Ferrari Sessanta o dos Cadillac Escalade.

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