Royal Bank of Scotland (RBS), controlado en un 82% por el Gobierno británico, ha cumplido con su anuncio de la semana pasada y ha abandonado el programa de protección pública de activos creado por el Ejecutivo británico.
El mecanismo fue diseñado por el Ejecutivo británico para cubrir un potencial impago de los activos de riesgo y evitar mayores problemas a las entidades del país durante la crisis. Sin embargo, sus condiciones representan una pesada carga para los bancos participantes.
La pasada semana, el WSJ informó de que la entidad escocesa mantenía negociaciones con los reguladores y representantes del Tesoro británico para a su posible salida de este programa.
Lo que seguirá sin cambios por ahora es el control estatal sobre la entidad. Según ha informado el Tesoro británico, Londres no tiene intención de vender en un futuro próximo la participación que ostenta en el banco.
El plan de protección de activos fue puesto en marcha después del rescate de RBS en 2008, aunque hoy en día se considera un programa "redundante" ya que muchos de los activos asegurados han sido vendidos o amortizados. Al finalizar 2008 la cartera del programa estaba valorada en 282.000 millones de libras (349.680 millones de euros).
A pesar de estas conversaciones, la salida de RBS de este 'paraguas' protector podría retrasarse, advirtieron las fuentes consultadas. En este sentido, los representantes del Tesoro estarían intentando obtener determinadas concesiones de RBS.
RBS quiere avanzar hacia su privatización
