MADRID (Reuters) - Oficinas con un aspecto austero y mobiliario funcional simbolizan la filosofía de ahorro del Popular, un rasgo que ha hecho de este banco español uno de los más eficientes del país.
Pero hasta el cauteloso Popular, que ha capeado las turbulencias económicas de la nación sin necesidad de fondos públicos, podría verse forzado a tomar la ayuda financiera europea por su exposición al ladrillo.
Los bancos españoles conocerán con la auditoría que se divulgará este viernes el alcance de los daños causados por el estallido de la burbuja inmobiliaria, que dejó al sector con 184.000 millones de euros en inmuebles adjudicados y préstamos morosos.
El Gobierno español pidió hasta 100.000 millones de euros en ayudas de la eurozona para un sector bancario destrozado por la crisis después de que la nacionalización de Bankia y la auditoría, coordinada por la consultora Oliver Wyman, identifique cuáles son las necesidades de cada entidad.
El presidente de Banco Popular Español, Ángel Ron, es uno de los pocos banqueros del país que ha cuestionado públicamente las pruebas de resistencia y ha dicho que su banco no necesita ayuda.
"Es como tomar una medicina muy agresiva antes de tener la enfermedad", dijo el pasado jueves el presidente de Banco Popular, Ángel Ron, en unas jornadas financieras celebradas en la escuela de negocios ESADE en Barcelona.
La auditoría desvelará unas necesidades de capital de 3.000 millones de euros en el sexto banco español, la cifra más alta entre las entidades que no han tenido que ser rescatadas por el Gobierno, dijo una fuente bancaria.
Fuentes del Popular dijeron que necesitaba menos de 2.000 millones de euros, una suma que puede captar por sí solo.
Pero si el agujero en sus cuentas es de 3.000 millones, probablemente necesitará ayudas públicas. Con esta cifra, el agujero sería superior al 2 por ciento de los activos ponderados por riesgo (97.000 millones de euros), con lo que la entidad se vería obligada, como medida cautelar, a emitir bonos convertibles (COCOs) suscritos por el Estado a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria.
El peso de las deudas de los bancos españoles en las finanzas del gobierno central, junto con las peticiones de ayuda de los gobiernos regionales han empujado a la cuarta economía de la zona euro hacia un programa europeo de ayuda.
La auditoría de las 14 entidades que representan al 90 por ciento del sector bancario español revelará unas necesidades de capital de entre 55.000 y 60.000 millones de euros, dijo una fuente con conocimiento directo del asunto.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, dijo que el déficit de capital para el conjunto del sector estará en línea con las estimaciones provisionales de 62.000 millones de euros publicadas en junio. Esa cifra provenía de otra auditoría anterior más superficial que Oliver Wyman y Roland Berger le habían hecho a los bancos españoles.
En cuanto a los tres mayores bancos españoles - BBVA, Santander y Caixabank - lo previsible es que no se identifiquen necesidades de capital.
La mayoría del dinero del rescate europeo, entre 40.000 y 45.000 millones de euros, irá a parar a las nacionalizadas Bankia, NovaGalicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia.
LA GRAN PREGUNTA
Los grandes interrogantes que se responderán con la auditoría, además de las necesidades de capital del Popular, serán las de otros dos bancos comerciales, Sabadell y Bankinter, así como las de cuatro cajas de ahorro - Banco Mare Nostrum, Kutxabank, Ibercaja-Liberbank-Caja 3 y Unicaja-CajaEspaña/Duero.
Se prevé que estos siete grupos tomen un total de entre 15.000 y 20.000 millones de euros de la asistencia europea, aunque algunas podrían no necesitar ayuda alguna.
Las inyecciones definitivas de capital europeo dependerán de la capacidad de cada banco para captar fondos propios, así como del descuento que los bonistas minoritarios se vean forzados a asumir y del precio de los activos que se transfieran al banco malo.
A diferencia de las cajas de ahorro españolas -en el epicentro de los problemas del sistema financiero y bajo el mando de ejecutivos muy próximos a autoridades políticas y regionales- Popular tiene la reputación de ser un banco responsable.
"Cuando entras en las oficinas del Popular en pleno Madrid te das cuenta de que esta entidad no se embarcado una política de gastos desenfrenada. Sólo tienes que echar un vistazo al mobiliario de las oficinas centrales para darte cuenta que no lo han renovado desde los años 60 y que en la casa prima la austeridad", dijo una fuente financiera que trabaja estrechamente con la entidad.
Durante el boom de construcción y crédito desenfrenado que vivió España durante una década, Popular se abstuvo de ofrecer a nuevos clientes televisiones o viajes, como sí hacían otras entidades.
Pero formó parte del frenesí constructor y ahora su exposición al ladrillo totaliza 31.300 millones de euros. Sus activos adjudicados subieron hasta los 9.800 millones al cierre del primer semestre, una de las cifras más altas de los bancos españoles.
Además, acabó teniendo participaciones significativas en inmobiliarias en aprietos como Metrovacesa y Colonial a cambio de préstamos impagados o dudosos.
Si Popular recibe fondos públicos podrá descargar inmuebles adjudicados en el "banco malo" que tiene que crear el gobierno en el marco de las condiciones para la ayuda europea para la banca.
Popular, que ganó 480 millones de euros el año pasado, tiene uno de los mejores ratios de eficiencia del sector financiero español con un 38,5 por ciento. Un ratio de eficiencia bajo significa que un banco gana más de lo gasta y por tanto se sitúa en una sólida posición fiscal.
El banco ya anunciado planes para captar hasta 2.300 millones de euros con la venta de sucursales, del negocio de seguros de pensiones y vida en Portugal y de otros activos no estratégicos. También planea ampliar capital en 700 millones y prevé tener beneficios antes de provisiones o ingresos de 7.000 millones de euros de aquí a finales de 2014.
Popular absorbió el banco gallego Pastor en 2011 en un contexto en el que el Gobierno urgía a una consolidación en el sector y está valorando una posible integración de Banco Mare Nostrum (BMN).
Sin embargo, anteriores fusiones de entidades débiles sólo han servido para crear grandes bancos débiles y eso hace que una unión de Popular y BMN ponga nervioso al Gobierno.
Una fuente del Gobierno español ha dicho que sólo tendría lógica si un banco grande y saludable estuviese implicado.
De acuerdo con una fuente próxima a BMN, la auditoría destapará un agujero de capital de 2.000 millones en este grupo de cajas de ahorro.
/Por Jesús Aguado/
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