
El plan de supervisión bancaria que diseña la Unión Europea, y que pasa por la conversión del Banco Central Europeo (BCE) en el supervisor único de la zona euro sigue sin convencer a Alemania. No solo se muestra en contra de que esta institución controle a todos los bancos del euro, y no solo a las entidades sitémicas. Insiste, además, en que esta función de supervisión deberá separarse de la política monetaria.
Por eso se muestra a favor de crear un organismo independiente del BCE, en el que el voto de los principales países de la Eurozona pese más a la hora de tomar decisiones sobre cuestiones de supervisión. Así lo asegura una fuente del ministerio de Finanzas alemán familiarizada con el asunto.
"Somos de la opinión que los derechos de voto en este eventual organismo que tomaría las decisiones finales en materia de supervisión bancaria debería reflejar el tamaño de los mercados afectados", señala la citada fuente a Dow Jones Newswires. "Estamos convencidos de que la importancia y la independencia del BCE en temas de política monetaria y supervisión bancaria deben ir por separado".
Los planes de la CE
Desde Bruselas, en cambio, se persigue que "desde el 1 de enero de 2013, todos los bancos que son objeto de apoyo público vía el Mecanismo Europea de Estabilidad (MEDE) estén supervisador por el BCE". Teóricamente a partir de esta fecha la recapitalización directa de los bancos con los fondos de rescate sería posible.
A partir de ahí, la supervisión será extendida a todos los bancos considerados sistémicos y, finalmente, desde el 1 de enero de 2014, el mecanismo se aplicará a los 6.000 bancos de la Eurozona, es decir, a todos.
Pero Alemania quiere que los nuevos poderes de supervisión se apliquen únicamente a aquellas instituciones sistémicamente relevantes o transfronterizas. Desde el Ministerio de Finanzas germano también se pretende que el organismo de supervisión bancaria independiente del BCE rinda cuentas al Eurogrupo y, en todo caso, a algunos países más que no pertenecen al euro, en lugar de a toda la UE en conjunto.
"Debemos pensar en formas de rendir cuentas que permitan que no todos los 27 Estados miembros de la UE se vean afectados", señala la fuente. Eso sí la misma fuente deja claro que no está intenando proteger a las entidades germanas -especialmente las cajas de ahorros- de una supervisión a nivel europeo.
"La protección de las cajas de ahorros podría ser un tema en el sector bancario o en la política regional, pero no juega ningún papel en nuestras consideraciones actuales", señala la misma fuente.
División en la Unión Europea
La creación de un supervisor bancario único para la Eurozona es un paso previo para que el fondo de rescate europeo pueda asumir la recapitalización directa de la banca.
Pero los socios del euro no solo cuentan con los obstáculos que puedan provenir de Alemania. Los países que no pertenecen a la Eurozona muestran sus reticencias a la creación de este supervisor. "No podemos aceptar que la supervisión gire en torno a un BCE al que no podemos pertenecer sin adoptar el euro", lanzó a modo de advertencia el ministro de Finanzas sueco, Anders Borg, durante las reuniones del Eurogrupo y el Ecofin del pasado fin de semana en Nicosia.
Tal y como recordó Michel Barnier, el comisario europeo de Mercado Interior y Servicios Financieros, hay un "problema jurídico" en la propuesta de la Comisión Europea, que no prevé el derecho de voto para los países de fuera de la Eurozona que participen en la supervisión bancaria, punto rechazado frontalmente por Suecia y otros países.