
Están acostumbrados a tapar baches, pero el de la Radial 4 es ya demasiado grande para poner un parche. Los propietarios de la vía de peaje que une Madrid con Ocaña (Toledo), Sacyr y Ferrovial se reúnen hoy para decidir el futuro de la infraestructura y, salvo sorpresas de última hora, podrían presentar el concurso con una deuda de 563 millones de euros. Ni sus acreedores se fían ni ellos quieren seguir con un negocio que derrapa.
La concesionaria, participada por Ferrovial (con el 55% del capital), Sacyr Vallehermoso (35%) y Caja Castilla-La Mancha (10%), consiguieron el pasado mes de junio aplazar la refinanciación por tres meses más, hasta finales de septiembre.
Las negociaciones, sin embargo, no han dado resultado y la caída de los tráficos, los gastos que genera y los sobrecostes asumidos para su construcción hacen difícil que haya un acuerdo de última hora.
De esta manera, la R-4 podría seguir los pasos de la R-3 (Madrid-Arganda) y la R-5 (Madrid-Navalcarnero), gestionadas por Accesos de Madrid, que ya ha dicho basta. El pasado 7 de septiembre la concesionaria presentaba el preconcurso ante los Juzgados de lo Mercantil de Madrid con una deuda de 666 millones de euros. La vía contará con un plazo de cuatro meses para negociar este pasivo con sus más de treinta bancos acreedores. Al igual que la R-4, la R-3 y la R-5 se vieron obligadas a acogerse a esta figura ante la incapacidad de atender al vencimiento de dicha deuda bancaria, fijado para el próximo 15 de septiembre.
La primera fue la AP-41 Madrid-Toledo, que solicitó directamente el concurso de acreedores.
Sin noticias de Fomento
Sacyr y Ferrovial acordaron en junio con el sindicato bancario extender el plazo de la refinanciación a la espera de que el Ministerio de Fomento comunique el plan de viabilidad de las autopistas en riesgo de quiebra.
Pero la falta de noticias por parte del Gobierno, que sigue sin dar soluciones pese a la crítica situación en la que se encuentran, se hace inviable para un sector que ha visto reducir sus flujos de tráfico drásticamente. Hay ocho corredores en riesgo de quiebra con una deuda que supera ya los 3.000 millones de euros.
En concreto, la Madrid-Ocaña preveía, en su memoria, más de 30.000 coches al día. La realidad es que la concesión registraba un tráfico de unos 4.672 vehículos diarios a cierre del primer trimestre del año, periodo en el que ingresó 3,2 millones de euros.
La concesionaria ha renegociado con el sindicato bancario en varias ocasiones extender el plazo de pago de la deuda desde que venciera inicialmente en enero de 2011. El Gobierno, en su intento de aplacar una quiebra que hoy por hoy no puede asumir, aumentó a mediados del año pasado las tarifas de la R-4, el 1,95 por ciento, para compensar los costes adicionales derivados principalmente de los procesos de expropiación.
La radial entró en servicio en 2004 y su periodo de concesión concluye en el año 2065