
El ministro de Industria, José Manuel Soria, mantuvo ayer una reunión con las petroleras que se preveía tensa. Tras acusar a Repsol, Cepsa y BP de los altos márgenes de los carburantes, en comparación con otros países de Europa, el ministro llamó a estas compañías al orden emplazándoles a una reunión que comenzó a última hora de la tarde.
Sin embargo, estos grupos acudieron con una gran disposición negociadora y se mostraron muy conscientes de la actual coyuntura económica. De ahí que también estuvieran de acuerdo en que todos los agentes tienen que hacer esfuerzos y se comprometieron a aceptar algún tipo de medida que ayude a solventar la crítica situación actual.
A pesar de la amenaza de aplicar nuevas medidas impositivas, Soria también se decantó por negociar primero antes de aplicar medidas para reducir los precios de la gasolina y el gasóleo en España.
No obstante, durante la sesión de control al Gobierno en el Senado, Soria advirtió que sí puede adoptar medidas para moderar la escalada que han venido sufriendo los precios en los últimos meses.
El ministro transmitió a las petroleras que a tenor de la evolución de los últimos meses, es necesario que haya ajustes en todos los sectores y todo el mundo tiene que meter el hombro. Además, expresó su preocupación ante el encarecimiento en las últimas semanas de los carburantes, que considera desproporcionado.
En concreto, el encarecimiento de los carburantes provocó un aumento de cinco décimas en el IPC de agosto, que se situó en el 2,7 por ciento, la tasa más alta desde noviembre del año pasado.
Las petroleras han mostrado públicamente su disposición a aceptar un céntimo verde o algún otro tipo de imposición, siempre que éste no fuera para diluir la situación de otros sectores, como el déficit de tarifa. En concreto, el presidente de AOP, Josu Jon Imaz, indicó el pasado mes de julio que las compañías "aceptarían por solidaridad más impuestos".
Y precisamente en esta línea trabaja el Gobierno. Soria ya ha presentado al Consejo de Ministros un informe que asegura que los precios de los carburantes antes de impuestos son más caros que en el resto de países. Por ello, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, insinuó un gravamen que se podría llegar a aplicar sobre el beneficio de las petroleras, de tal forma que no se pueda repercutir este nuevo gravamen sobre el consumidor.
A pesar de la buena disposición para colaborar en los ajustes, las petroleras dejaron claro que los márgenes no son los culpables de la subida de los carburantes.
Según las compañías, las últimas subidas de impuestos explican en esta ocasión en mayor medida el récord de la gasolina, que viene acompañado de una tendencia al alza en las cotizaciones internacionales de los hidrocarburos. En concreto, los impuestos han encarecido desde julio de 2008, cuando se produjo el anterior máximo de los combustibles, en 5,5 céntimos el litro para gasolina y en 3,6 céntimos en el del gasóleo como consecuencia de tres subidas, incluida la del IVA. Además, las petroleras insistieron en que las comparaciones con Europa no son homogéneas.