
Poco a poco se van conociendo los cambios que introducirá el Gobierno a través de la nueva ley de reestructuración de entidades. Además de otorgar más poder al FROB para liquidar entidades, el mecanismo servirá de refuerzo al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), en números rojos tras sufragar la recapitalización de varios bancos, al que proveerá de liquidez a través de préstamos.
El real decreto que regulará la nueva etapa de la reestructuración del sector bancario será aprobado, previsiblemente, en el Consejo de Ministros de la próxima semana. Según consta en el borrador, el Fondo de Reestructuracion Bancaria (FROB) tendrá mayor autoridad a la hora de determinar cuándo es necesario extinguir una entidad y de cómo gestionar el proceso.
Y dentro de estos nuevos cometidos figura el de vigilar por la protección de los depositantes, cuyos fondos están asegurados por el FDG. En concreto, dentro del programa de remodelación que se imponga a los bancos disueltos se incluirán "las medidas de apoyo financiero a implementar por el Fondo de garantía".
Además, según informa el diario El País, el documento recoge que el FROB "podrá otorgar financiación, en condiciones de mercado, al Fondo de Garantía de Depósitos de entidades de crédito a fin de que pueda acometer las funciones que tiene atribuidas".
El Fondo tiene por objeto garantizar los depósitos en dinero y en valores u otros instrumentos financieros constituidos en las entidades de crédito, con el límite de 100.000 euros. Además, debe asumir también la realización de actuaciones que refuercen la solvencia y funcionamiento de una entidad de crédito en dificultades.
En números rojos
Esta última es la causa de su delicado estado financiero. La participación del FGD en la recapitalización de la banca -fundamentalmente tras el rescate de la CAM- ha ido mermando los recursos de este vehículo, hasta el punto de dejarlo en números rojos.
En el momento de la creación del nuevo FGD, cuando se unificaron los fondos de bancos, cajas y cooperativas, el organismo contaba con un colchón de algo más de 6.500 millones de euros. Sin embargo, cerró el ejercicio 2011 con unas pérdidas de 8.565 millones de euros y un patrimonio neto negativo de 2.000 millones, según las cuentas publicadas a principios de este mes.
En un primer momento, se encargó a la banca cubrir este desfase asignando a las entidades una derrama de 2.346 millones de euros a lo largo de diez años, además de la cuota anual de entre 2.000 y 2.500 millones que ya tienen asignada.