José Álvarez Díaz
Shanghai, 15 mar (EFECOM).- En Shanghai, la capital económica china, las grandes marcas del lujo internacional, cuyos escaparates saturan las dos grandes avenidas comerciales de la ciudad, ganaron una batalla en 2006 con la eliminación de su mercado de falsificaciones, pero las copias de sus productos se siguen vendiendo a escondidas.
Hasta hace dos años, el referente indiscutible y casi principal punto de atracción turística para prácticamente todos los visitantes extranjeros que pasaban por la metrópoli oriental estaba en el Mercado de Mercado de la Moda y los Regalos de la Calle Xiangyang, con más de 800 tiendas de falsificaciones de todo tipo.
Ahora, sin embargo, los antiguos comerciantes de Xiangyang, la mayoría originarios de las provincias vecinas de Shanghai (Zhejiang, Anhui y Jiangsu), se han establecido en distintos mercados menores, en el interior de edificios de varias plantas con forma de verdaderos centros comerciales, como el Mercado de la Seda de Pekín.
El mayor y más famoso de ellos se encuentra bajo tierra, junto a una estación de metro, y alberga 488 tiendas bajo el confuso nombre de Mercado de la Moda y los Regalos de Xinyang, también conocido como el "Nuevo Mercado de Xiangyang", un juego de palabras, ya que el "xin" de Xinyang significa "nuevo" en mandarín.
Los carteles que promocionan el lugar por los alrededores aseguran que es un "mercado recomendado para grupos turísticos por la Asociación Turística de Shanghai", pero hasta el propio anuncio parece falso, ya que las autoridades locales sólo suelen dar ese tipo de distinción a restaurantes o tiendas concretas.
"Un mercado cuenta con cientos de empresarios diferentes y es demasiado difícil de controlar", explicó a Efe un responsable del Comité Administrativo de Turismo de Shanghai, apellidado Cui.
Con todo, al menos oficialmente, "en Xiangyang había falsificaciones, pero aquí no las permitimos", aseguró a Efe el jefe de los supervisores del nuevo mercado subterráneo, apellidado Jin, que controla este centro de venta con entre 4.000 y 5.000 visitantes diarios, que sobrepasan los 8.000 los fines de semana.
"Les suelo pedir a los tenderos que no vendan copias, pero esta misma mañana descubrí un bolso falso", aseguró Jin, que tuvo que sacarlo a la calle y quemarlo allí mismo, después de cobrar una multa de 500 yuanes al infractor (45 euros, 70 dólares) y advertirle que una reincidencia supondría su expulsión del mercado.
El supervisor explicó que la policía local inspecciona el lugar al menos una o dos veces al mes para evitar la venta de falsificaciones, además de las que se hacen de incógnito y pasan inadvertidas.
En una ocasión llegó a haber en Xinyang una redada con cerca de un centenar de agentes, y dos tenderos acabaron en prisión por vender copias de marcas registradas, lo que ha hecho que cunda el ejemplo y "ahora los que se atreven son muchos menos, porque ven que es peligroso", afirmó Jin.
Con todo, solamente el año pasado unos 80 empresarios fueron expulsados de Xinyang por vender falsificaciones, dado que el negocio es tan rentable que, como pudo comprobar Efe, continúa a escondidas.
"Si no te decides a comprar el bolso hoy, mañana puede que no te lo pueda vender porque los fines de semana hay más policía", avisa un vendedor, identificado en su tarjeta con el nombre, probablemente falso, de "señor Chen", sobre una copia exacta en apariencia de un producto de marca que tenía escondido en una maleta.
Como él, otros comerciantes ofrecen relojes pirata que sacan de cajones escondidos, o todo tipo de programas informáticos y vídeo-juegos ocultos bajo lo que parecían unas cajas llenas de bufandas.
Sin embargo, "es cierto que ya se venden menos falsificaciones que antes, y aún así seguimos teniendo un mercado igual de popular que siempre, porque vendemos mucho más barato que en Europa", aseguró Wang Xiaomei, dependienta de una tienda de bolsos donde no se ven los logotipos de firmas famosas.
La joven, que dice "estudiar" español como segunda lengua de trabajo para regatear con sus clientes iberoamericanos que no hablan inglés, concluyó que "Shanghai tiene 20 millones de personas, pero para los visitantes es una ciudad pequeña, y cuando los turistas van de compras, o van al mercado de Nanjing Xi Lu o vienen aquí". EFECOM
jad/ltm
(con fotografías)
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