
El aumento de la esperanza de vida provocará que se deban trabajar más años. También será necesario amasar un mayor volumen de riqueza por parte de los ciudadanos para evitar que no puedan mantener un nivel de vida adecuado durante su retiro. Estas afirmaciones están contenidas en el informe El asegurador inteligente realizado por la firma de asesoría internacional KPMG. En él han tratado de definir el patrón que deben seguir las aseguradoras hasta 2020.
Los productos de las aseguradoras se ven superados por el aumento del periodo de jubilación haciendo que en muchos casos no sean rentables. En el citado informe se elabora un análisis de las realidades que han sufrido cambios importantes en el mundo actual, mostrando especial interés en cuatro tendencias que para la firma cobran especial relevancia: Demografía, medio ambiente, tecnología y valores sociales y éticos.
La compañía ha observado que en el actual escenario mundial las compañías de seguros deben adaptarse para seguir siendo competitivas. La flexibilización y personalización de sus productos deben hacer frente a supuestos tales como el aumento de las poblaciones cada vez más urbanitas o el cambio climático que, en ciertos casos, ha vuelto vulnerables a las catástrofes naturales a regiones que antes eran inmunes.
Nuevos escenarios
Algunos de los actuarios británicos ya han cambiado sus modelos de supervivencia a los 125 años de edad, y en Norteamérica ya se observan modelos adaptados a 120 años. De hecho, según el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), la esperanza de vida en España ha aumentado en 8,5 años entre 1975 hasta el 2010.
Estas informaciones respaldan las nuevas situaciones que han comenzado a ver los jubilados a nivel mundial, los cuales en muchas ocasiones deben retirarse parcialmente para poder hacer frente a sus gastos cotidianos, ya que las rentas conseguidas durante su vida laboral no cubren las necesidades financieras que conlleva el estar retirado. Esto hace necesario revisar los sistemas de pensiones y económicos para poder adaptarlos de una forma más eficiente.
También cobra relevancia la utilización de las nuevas tecnologías, en especial, el uso de las redes sociales para realizar una minería de datos más eficiente que pueda minimizar los riesgos a la hora de elaborar los nuevos productos de este mercado. Resaltan también que la computación en la nube puede ser una opción dinámica y flexible que permite la elaboración de proyectos obteniendo un ahorro en los costes. KPMG pone de relieve la necesidad de redefinir los productos y apunta varias sugerencias.
Productos personalizados
Partiendo de ejemplos como los seguros de la cosecha en Turquía, o los de huracanes en el Caribe ofrecidos por el Banco Mundial, apuntan que los seguros tradicionales pueden ser inaccesibles para un agricultor africano, por ejemplo. En el informe se teoriza con un escenario que permita a dicho agricultor contratar el producto por teléfono y realizando el pago directamente desde su móvil, abaratando sustancialmente los costes.
Pero el estudio llega más allá al proponer el ejemplo de un seguro que cubra exclusivamente frente a un suceso meteorológico concreto, lo que se traduciría en un producto mucho más asequible para el consumidor final. En este sentido, Salim Tharani, socio de KPMG en el Reino Unido, ha afirmado que "uno de los próximos grandes retos es ponerse al día con los bancos con respecto al pago mediante el móvil y otras formas de pago más convenientes".