Tenía también pignorados con Caja Madrid los títulos de la cadena de comida rápida Ha logrado levantar la hipoteca al tiempo que lanzaba junto a Permira la opa sobre la compañía
madrid. Pedro Ballvé, presidente y principal accionista de Campofrío y Telepizza, vuelve a respirar tranquilo. El empresario había hipotecado con Caja Madrid sus acciones en las dos compañías -en la cadena de comida rápida controla el 20,15 por ciento de los títulos y en la cárnica el 21,7 por ciento- para refinanciar el crédito que le permitió controlar Telepizza. Ballvé ha levantado ahora la hipoteca sobre la totalidad de los títulos de ésta y sólo tiene ya pignoradas 60.000 acciones en Campofrío.
Hace un mes, los hermanos Pedro y Fernando Ballvé se unieron a Permira, una sociedad de capital riesgo de origen británico, para lanzar una oferta sobre el cien por cien de Telepizza a 2,15 euros por acción. La eliminación de la hipoteca era fundamental para seguir adelante con la opa y, gracias al acuerdo con Caja Madrid, ha sido posible.
Pendientes de la caja
El problema estaba en que si no lograba pagar los créditos pendientes con la caja o presentar nuevos avales, tal y como ha sucedido, los títulos hubieran dejado de ser suyos y habrían quedado bajo el control de la entidad que preside Miguel Blesa. El origen de la situación se remonta a 1999. Los Ballvé y los Olcese pidieron entonces un crédito a Caja Madrid por un importe de 104 millones de euros para hacerse con el control de Telepizza, controlada hasta entonces por su fundador, el empresario cubano Leopoldo Fernández Pujals. Hace aproximadamente dos años, el crédito se renegoció -la cuantía se elevó a 120,4 millones- y los Olcese decidieron salir del accionario. Para evitar problemas en el capital, Ballvé se quedó entonces con los títulos.
Como los hermanos Ballvé no tenían recursos suficientes con los que afrontar la operación, ofrecieron como aval sus participaciones empresariales. El único inconveniente es que ni los accionistas minoritarios de Campofrío ni los de Telepizza conocían hasta ahora que las participaciones del socio de referencia estaban pignoradas.
Práctica habitual
La hipoteca de las acciones es una práctica muy habitual en el mercado y, según la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), no hay obligación de comunicarlo. "La información debe remitirse sólo a las juntas rectoras de las bolsas", asegura una portavoz del órgano regulador. De acuerdo con las fuentes consultadas, al poner como aval sus acciones, los Ballvé se han visto obligados a desprenderse en los últimos dos años de gran parte de sus títulos en Campofrío. Si no querían perder el control, debían devolver los préstamos y para eso hacía falta dinero.
En 2004, tenían más del 43 por ciento de las acciones y ahora apenas conservan la mitad. El principal accionista de la cárnica es hoy la multinacional norteamericana Smithfield Foods, que se ha lanzado, además, a comprar acciones de la española en bolsa. Smithfield ha superado ya el 23 por ciento del capital y se acerca al 25 por ciento que le obliga a lanzar una opa.
Ballvé ha dicho siempre que Smithfied Food es su socio, pero no ha dudado en acudir a firmas externas para no perder el control sobre la empresa. Así, desde 2004 se han incorporado al accionariado de Campofrío, Caja Duero o las sociedades de capital riesgo QMC Capital Fund y Carisa, vinculada a Caja San Fernando, Unicaja y El Monte. Entre todas ellas controlan el 14 por ciento de los títulos.
Movimientos en la cadena
Todo indica que lo que ha pasado en Telepizza es algo más parecido. Ciertos o no, los rumores acerca de una opa hostil sobre el grupo por parte de compañías como Agrolimen, la dueña de Gallina Blanca, o de Pepsi, han sido cada vez más frecuentes y Pedro Ballvé ha preferido tenerlo todo bien atado. Hace varios meses se puso a buscar a un socio que le ayudará a hacerse con el control del cien por cien de la compañía. Y el elegido fue Permira.
A pesar de los problemas financieros que han tenido los hermanos Ballvé, Telepizza goza una envidiable salud financiera para afrontar los proyectos de futuro con garantías. Hace tres años, la compañía tenía una deuda de casi 90 millones de euros y, al cierre del último ejercicio, tenía en caja 24 millones .