(Corrige datos del decimosexto párrafo que se refieren a hectáreas y no a toneladas)
Soledad Álvarez
La Paz, 6 mar (EFECOM).- La petición de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de prohibir la práctica de masticar hoja de coca ha movilizado al Gobierno de Bolivia y a los productores, que anunciaron hoy protestas en defensa de una costumbre ligada estrechamente a la cultura andina.
El presidente Evo Morales, que es aún el principal dirigente cocalero en Bolivia, enviará una misión a Viena para reivindicar ante la Comisión de Estupefacientes de la ONU el valor de la hoja de coca y su uso para fines medicinales y nutritivos.
Esta reacción se produce tras un informe de la Junta de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE, órgano de la ONU) que aconseja prohibir lo que en Bolivia se conoce como "acullicu" (masticado de la hoja de coca), porque "es o podría ser dañino" y contraviene una Convención de 1961.
La JIFE también critica que la coca sea empleada en fines industriales, que es uno de los ejes del proyecto político de Morales para garantizar este cultivo frente a la exigencia internacional de su erradicación en la lucha contra el narcotráfico.
Entre esos usos industriales figura el conocido mate de coca, producto omnipresente en el día a día boliviano y disponible en todo tipo de comercios, establecimientos hosteleros y hogares.
El Gobierno de Bolivia ha rechazado este informe por "colonialista" y "unilateral" y reivindica que la milenaria hoja de coca "significa vida y es parte de la cultura del vivir bien".
"Desde nuestros ancestros ha formado parte de la vida cotidiana", señaló al respecto el ministro de Interior, Alfredo Rada.
El mismo Evo Morales ha insistido en numerosas ocasiones en que defiende la política de "cocaína cero", pero no de "coca cero", por la especificidad de Bolivia en el consumo tradicional de esa hoja.
"El rechazo al consumo de coca es un rechazo a nuestra identidad", sostienen cocaleros y campesinos que se preguntan por qué la ONU no se pronuncia también contra la "coca-cola".
Precisamente, los productores amenazaron hoy con ocupar la fábrica que Coca-Cola tiene en la ciudad de El Alto, organizarán protestas ante la sede de la ONU en La Paz y celebrarán el lunes una Jornada Nacional de "acullicu", a la que esperan que asista el presidente Morales.
Los medios de comunicación bolivianos tampoco han permanecido ajenos al debate. El paceño diario La Prensa advierte hoy en su editorial de que "una cosa es que la JIFE pida al Gobierno ajustar su plan de erradicación de coca y otra que pretenda que los bolivianos dejen de 'acullicar' o tomar mate de coca".
"¡Cuántas veces los propios embajadores tomaron ese mate y les sentó muy bien!", concluye el periódico, en alusión a los beneficios de la bebida para combatir el "mal de altura" en el altiplano.
Sin embargo, la oposición política boliviana critica que el Gobierno se "rasgue las vestiduras" sobre un informe que no es vinculante pero sí importante para reflejar "una realidad": que los cultivos de coca en Bolivia "se han disparado" durante la gestión de Morales.
El conservador partido Podemos asocia el "crecimiento desmesurado" de cocales en zonas como los Yungas o el Chapare con el narcotráfico, que es el "verdadero problema (...). A más coca cultivada más cocaína producida", dijo a Efe Ernesto Justiniano, diputado de esta formación.
Este argumento coincide con las apreciaciones que en el mismo sentido hizo la Embajada de Estados Unidos en Bolivia para oponerse a esas plantaciones.
Según Justiniano, el consumo interno de coca para el "acullicu" o para la fabricación de mate sólo necesita una superficie de cultivo de entre 6.000 y 9.000 hectáreas, pero "el narcotráfico requiere miles de toneladas de hoja y por eso el Gobierno quiere llevar de 12.000 a 20.000 las hectáreas legales".
Según el Gobierno boliviano, mensualmente se consumen unos 2,5 millones de libras de coca (1.200 toneladas) en todo el territorio nacional, informó hoy la agencia estatal Abi.
El partido Podemos denuncia que en los "mercados legales" de Bolivia se realiza el prensado de hoja imprescindible para elaborar cocaína, por lo que ve "lamentable" que la comunidad internacional, especialmente la UE, "haga la vista gorda" o se "deje engañar" por los proyectos de Morales.
Hace unos días la Unión Europea firmó una serie de convenios con Bolivia para contribuir con 36 millones de euros (unos 54 millones de dólares) a la lucha antidroga del país.
De esta cantidad, 26 millones (cerca de 39 millones de dólares) se destinarán a la implementación del plan nacional de desarrollo integral con coca y otros 10 millones de euros (unos 15 millones de dólares) serán para el control social de la producción. EFECOM
sam/ja/ap
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