Elevar el sueldo a los trabajadores es uno de los asuntos que más controversia genera en el mercado laboral. En España, el salario mínimo se fija en función de la evolución del IPC, ello explica la subida del 4 por ciento de los salarios en 2009, en pleno epicentro de la crisis. Un alza insostenible para los empresarios, que sufrían el azote de un consumo cada vez más deteriorado. Consecuencia: el paro y el salario han crecido de la mano durante la crisis.
Sin embargo, existen fórmulas alternativas para elevar el sueldo a los empleados sin incrementar los costes laborales: pagar en especie . Es decir, el salario de un empleado se abona con dinero y con un paquete de beneficios sociales, adaptados a las necesidades del trabajador en cada etapa de su vida.
"¿Por qué darle a un empleado cheque para comer, si come en casa y lo que necesita es ayuda para la guardería de sus hijos?", reflexiona la directora general de Willis, Ana Matarranz. Un paquete que cuenta con desgravaciones fiscales, porque la ley concede un tratamiento especial a la mayoría de elementos incluidos en este Plan, que pueden estar total o parcialmente exentos de tributación, como vales de guardería o seguros de salud; y económicas, porque la empresa negocia de forma colectiva los productos que se contratan.
Acaba con la incertidumbre
También gana competitividad la empresa porque el coste laboral se incrementó un 1,6% en el último trimestre de 2011, respecto al mismo periodo en 2010. Algo que imposibilita a las empresas ganar competitividad frente al exterior, por lo que desde la patronal han pedido moderación en estos costes. La retribución flexible es una alternativa.
La idea procede del mundo laboral anglosajón, si bien se adapta a cada país porque se trata de un "mercado cambiante". De momento, el interés por este tipo de retribución ha crecido como consecuencia de la crisis. Y en Willis lo saben muy bien. Con los cambios fiscales que se han producido, Willis ha incrementado más de un 20% sus servicios de retribución flexible. "No hay semana en la que una compañía no llame interesándose por los planes de retribución flexible", asegura su directora general. Aunque reconoce que las empresas "tardan en decidirse", anima a sumarse a este tipo de pago.
Desde el propio Ministerio de Empleo se ha animado a los trabajadores a plantearse la contratación de planes de pensiones privados. Y lo cierto es que entre la ciudadanía hay cierta inquietud sobre el futuro de las pensiones, que se sustenta gracias a las aportaciones a la Seguridad Social de los trabajadores, y los datos de afiliación a la Seguridad Social ya han caído de la cota psicológica de los 17 millones. De modo que el elevado nivel de paro genera cierto nerviosismo sobre el estado de las arcas para hacer frente al pago de las pensiones.
Fideliza al empleado
Por otro lado, esta forma de retribuir a la plantilla se convierte en una herramienta fidelizadora para las empresas, debido a que el empleado ve premiado su trabajo aunque no sea con una retribución líquida inmediata. De manera que cuando reciben una oferta de trabajo, tienen un elemento más que les vincula a la empresa y se reduce la rotación entre los trabajadores.
En este sentido, Ana Matarranz explica que se trata de "fidelizar, no de retener" ya que "en crisis, hay que quedarse con los mejores". Es decir, el profesional siente reconocido no sólo su trabajo económicamente, sino también personalmente, al ser uno de los elegidos.
Aunque las compañías tardan de media uno o dos meses, como máximo, en poner en marcha este tipo de retribución, transmitir sus bondades es una labor más duradera. Para ello, la empresa deberá realizar un buen plan de comunicación, es necesario una buena gestión de la comunicación interna, explica la directora general de Willis, para que conozcan las virtudes de tal forma de pago, y es que las posibilidades son amplias.
Por ejemplo, el empleado puede modificar el sistema a medida que sus necesidades personales van cambiando. Y es que no tiene las mismas necesidades una persona que se acerca a la edad de la jubilación, que una persona que planea tener un hijo. En el primer caso, probablemente se plantee contratar un plan de pensiones, mientras que en el segundo, lo más probable es que opte por unos cheques-guardería.
Los perfiles, explica la directora general de Willis, pueden ser muy diferentes. Aunque sí ha notado que la media de personas que suelen optar por este tipo de planes retributivos cuentan con un salario superior a los 40.000 euros al año.
Esta mayor adhesión se debe, explica Ana Matarranz, a que son las mayores rentas las que más impuestos soportan, por lo que son más susceptibles a este tipo de bonificaciones, que, además, motivan a los trabajadores a ahorrar en el medio plazo. Y, por lo tanto, incrementa el consumo. Una de las asignaturas pendientes para reactivar nuestra anémica economía. Y, de nuevo, debemos mirar a los países que ya han probado.