BERLÍN (Reuters) - Los alemanes eligieron el domingo al nuevo Parlamento en el estado de Schleswig-Holstein, donde los conservadores de Angela Merkel luchan por evitar una pérdida de poder local ante sus rivales socialdemócratas que pueda mermar las esperanzas de reelección de la canciller en 2013.
La resuelta posición de Merkel ante los dramas de la crisis de la eurozona ha dejado intacta su popularidad personal. Pero su coalición nacional de centroderecha está en peligro, tras una pérdida de apoyo público para sus socios de Gobierno, los Liberal Demócratas (FDP) debido a unos líderes quisquillosos y enfrentados.
Merkel necesita encontrar nuevos aliados para sus cristiano demócratas (CDU) y poner fin a una caída de fuerza regional de su partido y el FDP si quiere tener posibilidades de optar a un tercer mandato en el poder y seguir adelante con su campaña por instigar la disciplina presupuestaria al estilo germano en toda la renqueante eurozona.
Se espera que los votantes de Schleswig-Holstein expulsen del poder a la alianza del CDU y el FDP que ha gobernado la región desde 2009. Se esperaban sondeos preliminares a pie de urna para las 16:00 GMT.
La cuestión es si el CDU puede seguir siendo el partido más grande en un estado en buena parte rural de 2,8 millones de personas, situado en la frontera danesa, y aferrarse al poder con una coalición diferente.
"Creo que ganaremos, que cumpliremos nuestro objetivo y seremos el partido más grande por un amplio margen", dijo Jost de Jager, candidato líder del CDU en Schleswig-Holstein.
Si ganan, probablemente se inclinaría por una "gran coalición" con los socialdemócratas (SPD). Pero si el SPD se convierte en el partido más votado, intentará formar una coalición con los Verdes y el Partido Schleswig Sur (SSW) que representa a la minoría danesa.
Una victoria del CDU le daría al partido un balón de oxígeno, en un momento sensible para la canciller.
Con elecciones nacionales en Francia y Grecia y votaciones locales en Italia el mismo día, la canciller se enfrenta en todo el continente a una reacción en contra de las medidas de austeridad que ha defendido como la amarga píldora necesaria para resolver la crisis de deuda.
(Traducido por Cristina Fuentes-Cantillana en la Redacción de Madrid)
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