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Hollande coquetea con la derecha en inmigración y el burka

PARÍS (Reuters) - El favorito para las elecciones presidenciales en Francia, François Hollande, hizo un guiño el viernes a los votantes de ultraderecha, que podrían decidir la segunda vuelta, diciendo que limitaría la inmigración durante la crisis económica y ratificaría la prohibición a las mujeres de usar el velo en público.

Según los sondeos, el socialista Hollande ganaría la segunda vuelta del 6 de mayo al presidente de centroderecha Nicolas Sarkozy. La única esperanza para el líder conservador es convencer a los votantes que eligieron al ultraderechista Frente Nacional el pasado domingo en la primera vuelta.

El presidente ha girado notoriamente hacia la derecha en temas como la inmigración y el islam después de que la líder Marine Le Pen obtuviera el 17,9 por ciento de los votos. Hollande dijo que los votantes del Frente Nacional deben ser escuchados, pero se ha resistido a seducirlos abiertamente.

"En un período de crisis, como el que estamos experimentando, limitar la inmigración económica es necesario y esencial", aseguró.

Hollande respondió con evasivas cuando le preguntaron repetidamente el jueves, en horario de máxima audiencia en la televisión francesa, si piensa que hay demasiados extranjeros en el país, tal y como proclamaron Sarkozy y Le Pen en sus discursos durante la campaña.

Para aclarar su posición después de las críticas despertadas por sus evasivas, el socialista dijo el viernes a la radio RTL que, si sale elegido, haría que el Parlamento fijase una cuota anual para los extranjeros de fuera de la Unión Europea que vengan a Francia a buscar trabajo.

"Siempre habrá inmigración legal. ¿Se puede reducir el número? Ese es el debate", dijo Hollande, destacando que Sarkozy ya había bajado la cifra anual del Gobierno de 30.000 a 20.000 personas. "En mi opinión, ese es el tipo de nivel que aplicaría en tiempos de crisis. En cualquier caso, los números serán manejados".

Hollande dijo también que mantendrá y reforzará la prohibición de vestir todos los velos musulmanes como el niqab o el burka, a pesar de que se abstuvo en una votación parlamentaria cuando Sarkozy propuso la ley.

Su comentario pareció destinado a compensar los intentos de Sarkozy de pintarlo como demasiado suave hacia el Islam radical, sobre todo cuando aseguró que un experto musulmán suizo había apoyado a Hollande para presidente. El académico Tariq Ramadan negó su apoyo a ningún candidato.

La gran cantidad de votos recibidos por Le Pen reveló la frustración de muchos votantes ante el creciente desempleo. Ella ha propuesto dar preferencia a los franceses para los nuevos contratos, beneficios sociales y viviendas públicas y penalizar a las firmas que contraten a inmigrantes ilegales.

Sarkozy apeló con éxito a los votantes de ultraderecha en la segunda vuelta de las elecciones en las que salió elegido en 2007, pero esta vez se enfrenta a una tarea mucho más difícil por los graves problemas económicos.

La carrera electoral, dominada desde el principio por la economía, se reduce ahora a si Sarkozy podrá convencer a una cantidad suficiente de votantes de Le Pen para superar la ventaja de entre 6 y 10 puntos porcentuales que le lleva Hollande en los sondeos. Ambos candidatos se verán las caras el 2 de mayo, en el único debate de la campaña.

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