
Como tantos otros pequeños comercios de barrio en España, el bazar de regalos Té y Limón se ha visto abocado a liquidar el negocio tras sufrir un acusado descenso de las ventas y no conseguir acceso al crédito.
Lo que distingue a este pequeño local de los casi 4.800 comercios que, según la patronal de autónomos, han tenido que cerrar desde principios de 2012, es que su propietario ha encontrado una fórmula de liquidación que ha disparado las visitas y ventas en vísperas de echar definitivamente el cierre.
En la fachada de su negocio en el madrileño barrio de Prosperidad, el empresario César Calle, de 53 años, decidió colgar hace un mes un cartel de grandes dimensiones en el que daba "las gracias a todos aquellos que nos han ayudado a cerrar el negocio".
Decenas de locales en la misma zona ya han decidido cerrar y no es difícil encontrar carteles de alquiler comercial, incluso enfrente de este negocio, por lo que el reclamo de esta tienda resume un sentir popular al atacar a Gobierno, oposición, empresarios, sindicatos, bancos y corruptos, llegando incluso a agradecer a la rescatada Grecia "por enseñarnos cómo será nuestro futuro".
La respuesta a los bajos precios y a la ingeniosa iniciativa -amplificada por la publicidad que han dado los medios de comunicación, que han utilizado la fórmula de cierre como muestra de las dificultades de los comercios de barrio -ha multiplicado exponencialmente las ventas y generado una corriente de simpatía previsiblemente efímera.
"Si yo ahora supiese que esto va a seguir así, casi con la mitad de la respuesta me mantendría abierto (...) Pero no podemos engañarnos, esto tiene la vida de una mariposa", dice emocionado el dueño del negocio familiar, que emplea también a su esposa y a sus dos hijos.
"Es una pena pero, obviamente, nosotros nos estamos aprovechando", señala Pilar, una clienta, en relación con los precios de liquidación que, según los dueños, han reducido a prácticamente cero los márgenes.
Junto con la construcción, el sector del comercio minorista es uno de los más afectados por la crisis económica en un país con más de cinco millones de parados. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, las ventas minoristas acumularon en febrero su vigésimo mes consecutivo de descensos desde que el anterior Gobierno socialista decidiese incrementar el Impuesto sobre el Valor Añadido.
Caída de ventas y falta de crédito
Al brusco retroceso del consumo se ha sumado la parálisis crediticia más importante en décadas, con las entidades de crédito priorizando su supervivencia en la enésima reestructuración de un sector que enfrenta además fuertes restricciones interbancarias.
"(...) por inyectar dinero público a los bancos (...) por olvidarse de autónomos, Pymes y empresas", reza el cartel de agradecimiento en relación con los bancos.
El Gobierno es consciente de la necesidad de hacer fluir el crédito y en numerosas ocasiones sus responsables han reconocido el efecto estrangulador de la falta de financiación sobre las pequeñas y medianas empresas.
"No hay crédito, no lo hay de ninguna manera, he probado en muchos bancos", explica el propietario del negocio que, como muchos pequeños empresarios, tiene hipotecados sus bienes personales y la propia tienda. "Soy propiedad de los bancos".
Aunque el Gobierno, a través del estatal ICO, teóricamente tiene abiertas líneas de crédito para pequeños negocios, Calle denuncia su tramitación a través de los bancos: "Si tienes suerte y te lo dan, es a tipos de usura, de al menos el 10%".
Según datos del Banco de España, el volumen de créditos nuevos inferiores a un millón de euros a empresas se ha reducido en torno a un 23% entre febrero de este año y marzo de 2011.
Una vecina que vive en el barrio desde hace 30 años explica que en los últimos tiempos están viendo cerrar los negocios de toda la vida y al poco tiempo abrir establecimientos regentados por ciudadanos de nacionalidad china, sobre todo en el negocio textil, pero incluso en negocios tradicionalmente castizos como el de los bares.
"Esta era una tienda que era una referencia en el barrio, el cierre ilustra los efectos de la crisis y no es la única tienda que ha cerrado, hay bastantes tiendas de barrio que se han visto abocadas al desastre, están desapareciendo los pequeños comercios tradicionales", explica Miriam Reyes, una de las clientas de la tienda.
Como en otras zonas de la geografía española, también es frecuente el aumento de fruterías regentadas normalmente por inmigrantes que aprovechan la poca infraestructura necesaria y los bajos precios de la materia prima para tratar de subsistir.
Mientras su esposa atiende una larga fila de clientes que esperan turno para pagar, sus dos hijos uniformados con una camiseta en la que han serigrafiado el mensaje "Té y Limón liquida por desesperación" temen engrosar las largas colas de desempleo.
"Si no hay otra solución, intentaremos buscarnos la vida en otro sitio", explica resignado David, uno de los "herederos" del negocio familiar.