
No está siendo la mejor semana para España. El país se ha convertido en la nueva oveja negra de la crisis de deuda soberana y los mercados internacionales siguen muy de cerca no solo las medidas implantadas por el Gobierno de Mariano Rajoy sino también la evolución del sistema bancario español.
El think tank europeo Open Europe reconoce en su último informe que España no es la "próxima Grecia", ya que cuenta con una economía diversificada y una administración relativamente buena.
No obstante, la mayor exposición de los bancos a los préstamos hipotecarios potencialmente tóxicos, la dificultad de frenar los gastos de las regiones españolas y el riesgo de que las medidas implantadas no surtan efecto lo suficientemente rápido, hacen pensar que es difícil que España sobreviva sin ningún tipo de ayuda.
Especialmente el sector bancario y a pesar de que el ministro de Economía, Luis de Guindos, insiste en que España no va a pedir ayuda del fondo de rescate de la Eurozona para reestructurar la banca.
Precisamente, el economista jefe de Open Europe, Raoul Ruparel, explica que "uno de cada cinco préstamos del sector inmobiliario y de la construcción en cartera de los bancos españoles es potencialmente tóxico y podría explotar si los precios siguen cayendo".
Riesgos para el contribuyente
En este sentido Ruparel señala que, dadas la circunstancias actuales, "no está del todo claro que el Estado español pueda permitirse el lujo de recapitalizar a los bancos en el caso de que se registren graves pérdidas". Es decir, que los bancos españoles se verían obligados a tener que acudir al fondo de rescate de la zona euro pasando así sus riesgos "a los contribuyentes europeos".
Según los cálculos realizados por esta organización, al menos una quinta parte de los prestamos de la banca española (396.000 millones de euros) estarían centrados en hipotecas y otros créditos ligados a la construcción (aproximadamente 80.000 millones de euros). Open Europe estima que la banca española sólo cuenta con potencial suficiente para asumir pérdidas por valor de 50.000 millones de euros en el caso de que dichos préstamos se conviertan en activos tóxicos, si los precios de la vivienda siguen cayendo.
Mayor caída de los precios inmobiliarios
De hecho, el think tank apunta que los precios inmobiliarios podrían derrumbarse otro 35%. En estas circunstancias, estima la organación, "el Gobierno español no estaría en condiciones de recapitalizar a sus bancos por lo que éstos tendrían que acudir al fondo europeo y traspasar el coste a los contribuyentes de la Eurozona".
Al mismo tiempo, el informe destaca que los bancos españoles son los principales compradores de deuda del gobierno, por lo que en caso de tener que ser rescatados, se podría desatar "un problema de financiación para el país". "En este escenario, las posibilidades de una huída de inversores incrementaría de forma masiva", añade el documento.
Además, Open Europe recuerda que el gasto de las regiones y su endeudamiento ha aumentado un 38% desde el comienzo de la crisis, por lo que la factura final asciende hasta los 36.000 millones de euros. Desde la organización estiman que esta factura será pagada completamente por el Gobierno central, "algo que hará que el déficit y la deuda del país aumente".
Con este panorama, Open Europe recomienda que los bancos españoles dupliquen sus provisiones contra los posibles préstamos tóxicos. Aún así, reconocen, "un rescate para España es una solución que todavía no puede descartarse".