MADRID (Reuters) - La octava huelga general de la democracia española paralizaba el jueves la industria, en una jornada en la que no se registraban incidentes de consideración, con fuerte presencia policial en las calles y algo de actividad en los comercios minoristas.
"Esta huelga general ha sido un éxito democrático indiscutible", dijo Cándido Méndez, secretario general de Unión General de Trabajadores (UGT), en rueda de prensa para valorar el resultado de la huelga junto a su par de Comisiones Obreras.
Los sindicatos cifraban la participación general, una vez descontados los servicios mínimos, en el 77 por ciento, mientras el Gobierno consideró que la asistencia al trabajo de la ciudadanía era de una "normalidad muy elevada", en sintonía con el presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell.
El líder de Comisiones Obreras (CCOO), Ignacio Fernández Toxo, dijo que la huelga está teniendo mayor incidencia que las dos últimas, e insistió con que recrudecerán las protestas si el Gobierno no da su brazo a torcer en su intención de no cambiar la reforma laboral, mientras que la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, insistió en que no cambiará la reforma laboral.
Báñez dijo que la huelga tiene menor seguimiento que la de 2010 amparándose en unos datos de consumo eléctrico, que en un momento puntual pueden haber sido superiores al del mismo momento de la anterior huelga, el 29 de septiembre de 2010.
Sin embargo, el operador de la Red Eléctrica de España estima que la demanda de electricidad para este jueves caiga un 14,8 por ciento respecto a la víspera, mientras que en la huelga de 2010, la demanda cayó un 12,6 por ciento respecto al día anterior.
CALMA TENSA EN LAS CALLES E INDUSTRIA PARALIZADA
El seguimiento de la huelga era masivo en la industria pesada y los fabricantes de automóviles.
En la fábrica industrial Bosch en Madrid, no se registraba ningún tipo de actividad, y la jornada de huelga se desarrollaba sin incidentes, con los piquetes informativos a la puerta.
"Aquí trabajan más de mil personas, y nadie ha venido a trabajar", dijo José Ángel Castellanos, representante de Comisiones Obreras (CCOO) en Bosch Madrid.
En los comercios minoristas se veía menos paralización de la actividad, aunque en zonas céntricas de las principales ciudades españolas, la presencia de manifestantes y policías llevó a muchas tiendas particulares a echar el cierre.
Tanto en el centro de Madrid como en el de Barcelona, manifestantes y piquetes recorrían las calles coreando consignas como "Yo a esta crisis no la pago", ante el estupor de turistas de todo el mundo que grababan los acontecimientos con tabletas y móviles, algunos de ellos disfrutando de una cerveza en una terraza en una soleada jornada primaveral.
El miedo a perder el empleo en un país en el cual uno de cada cuatro trabajadores está en paro también llevó a muchos empleados a no secundar la huelga.
En un centro comercial de El Corte Inglés en Barcelona, protegido por un cordón policial y empapelado con pegatinas de "Cerrado por huelga", una empleada que no quiso dar su nombre declaró que no tenía libertad para ejercer su derecho a huelga.
"Vengo a trabajar porque si no lo hago, me echan", dijo, ingresando al establecimiento por una puerta lateral, alejada de los manifestantes.
FUERTE PRESENCIA POLICIAL, INCIDENTES AISLADOS
En el centro de Madrid y Barcelona se registraban manifestaciones espontáneas con incidentes aislados.
En la ciudad condal, una treintena de jóvenes cortaban un acceso a la Plaza Catalunya protestando a favor de una educación pública gratuita y de calidad, y contra las privatizaciones, y se registraron algunas cargas policiales.
En el centro de Madrid, grupos de manifestantes recorrían las calles cantando "Mariano, Mariano, no llegas a verano", y la Gran Vía sufrió cortes por manifestantes con banderas de CCOO que coreaban "Huelga, huelga".
Tanto en Barcelona como en Madrid, algunos bancos fueron el blanco del enfado de los manifestantes, que ven a las entidades financieras unos de los principales responsables de la crisis económica que asola a una España con un 23 por ciento de paro.
Frente a la sede del gobernante Partido Popular en Madrid, un cajero destrozado era una muestra de este descontento, mientras que en el barcelonés Paseo de Gracia se han cerrado cajeros con pegatinas y ha habido pequeñas concentraciones ante sedes de bancos.
La convocatoria a huelga tiene como centro la protesta contra una reforma laboral aprobada por el Gobierno que abarata el despido y permite una rebaja unilateral de salarios, pero también contra la política de ajuste pactada con Bruselas que ya tiene impacto en servicios sociales básicos.
El seguimiento de la huelga es una prueba de fuego para los sindicatos tradicionales, CCOO y UGT, cuyas cúpulas directivas son vistas por gran parte de la población como poco funcionales a la hora de defender los derechos de los trabajadores.
"La población no responde porque no tiene quien la guíe, los sindicatos han estado anestesiados", dijo María Cid, trabajadora de la hostelería en Madrid.
"Las bases tienen que hacer reaccionar a los responsables, pero ahora es momento de mirar al futuro, de unir y no dividir", dijo Trini Cuesta, de 58 años, trabajadora de un hospital público de Barcelona.
El Ministerio del Interior señaló que en horas de la madrugada y primeras horas de la mañana se registraron episodios de violencia aislados, con 58 detenidos en todo el país, con 9 heridos leves, de los cuales 6 eran agentes de las fuerzas de seguridad.
Los puertos de Valencia y Sevilla permanecían cerrados, mientras que en el sector de medios, varias televisiones públicas regionales veían interrumpida su emisión.
/Por Feliciano Tisera/
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