El juez estrella del panorama judicial español retoma hoy las riendas del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. Baltasar Garzón vuelve con "muchas ganas de trabajar" tras disfrutar durante 16 meses de una licencia de estudios en Nueva York.
Desde su despacho de la calle Génova de Madrid tomará las decisiones que considere oportunas en relación con el último gran escándalo económico: el presunto fraude de las sociedades Fórum Filatélico y Afinsa -él sólo instruirá lo relativo a la primera-, con unos 400.000 afectados en toda España.
Natural de Torres (Jaén), de 50 años, Baltasar Garzón está casado desde hace 25 con Rosario Molina, a la que llama 'Yayo' y con la que tiene tres hijos, Aurora, Baltasar y María. Desde que tomó posesión en 1988 del Juzgado Central 5, Garzón se convirtió en un luchador incansable contra el terrorismo, el crimen organizado y la impunidad.
El mero hecho de citar su nombre provocará escalofríos a terroristas, narcotraficantes o banqueros corruptos. Pero también a los funcionarios de su juzgado, que en más de una ocasión han pedido que se reconozca en sus nóminas las horas de más que echan por culpa de la hiperactividad de su jefe.
Su familia es la gran perjudicada de este exceso de trabajo. Garzón ha sacrificado su vida familiar y social por hacer justicia. La mayor parte del día la dedica a trabajar y, según ha declarado, con tres horas de sueño diarias se basta y se sobra. Esta falta de descanso la compensaba echando alguna que otra 'cabezadita' en el coche oficial en sus frecuentes viajes al País Vasco para dirigir las operaciones antiterroristas contra ETA.
Sus enemigos
En la carrera judicial, Baltasar Garzón cuenta con muchos enemigos. Tantos que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) optó por un magistrado con menos experiencia que él para dirigir la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, plaza a la que concursó en julio de 2004.
El Tribunal Supremo anuló el pasado mes de junio el nombramiento de Javier Gómez Bermúdez por falta de motivación, pero el CGPJ le volvió a nombrar. Con la prensa, sin embargo, las relaciones son más que cordiales.
En 1993, un año después de desarticular la cúpula etarra en Bidart (Francia), inició su aventura política integrando la lista del PSOE a las elecciones generales. Poco después de ser nombrado delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, presentó su dimisión y el 18 de mayo de 1994 regresó a la judicatura.
A partir de entonces, Garzón instruyó uno de los sumarios más importantes de la democracia española: el llamado 'caso GAL'. Algunos lo vieron como una actitud revanchista del juez, por no ver satisfechas sus aspiraciones políticas. Sea como fuere, su actividad en este sentido creó mucha polémica.
Otro hito en su carrera, por el que se dio a conocer en todo el mundo, fue la orden de arresto del ex dictador chileno Augusto Pinochet. Garzón ya había comenzado a investigar años antes los crímenes de la dictadura argentina (1976-1983), sumario que ya ha dado sus frutos: una condena al ex capitán Adolfo Scilingo de 640 años de cárcel.
Precisamente, durante un viaje a este país, en agosto del pasado año, el juez se llevó un gran susto al sobrevolar la Patagonia en una avioneta: un fallo mecánico provocó un aterrizaje de emergencia.