Jamie Oliver está empeñado en que los británicos coman bien, y eso le ha hecho rico y famoso. Este joven cocinero inglés de 31 años es conocido por su coloquial y transgresora forma de expresarse. Acaba de abrir su tercer restaurante llamado Fifteen, en el que trabajan jóvenes desfavorecidos socialmente.
Es una estrella de la televisión, sus libros son siempre best sellers, firma contratos millonarios con una cadena de supermercados y ha conseguido que el gobierno aumente la partida destinada a los comedores de los colegios públicos. Por alguna razón su lema es "si crees que algo merece la pena, ve a por ello. No importa cuanta gente te diga que no lo hagas".
La afición por la cocina la lleva en las venas. Sus padres, Trevor y Sally, son dueños de un famoso gastropub en Clavering, en el condado de Essex, donde Jamie empezó a ponerse detrás de los fogones con sólo ocho años. Dejó el colegio a los 17 años para matricularse en la escuela de hostelería de Westminster y al poco tiempo empezó a trabajar como repostero en uno de los restaurantes del chef Antonio Carluccio, en Londres. La influencia italiana le ha convertido en un acérrimo defensor del aceite de oliva extra virgen en un país con muy poca tradición de este producto.
Su atractivo mediático
Su estilo relajado y al mismo tiempo didáctico llamó la atención de un equipo de la BBC. Así empezó su experiencia televisiva, que lo catapultó muy rápidamente a la fama. Después llegaron los libros de recetas, las promociones y el contrato millonario con la cadena de supermercados Sainsburys. Entonces fichó por Channel 4 y hasta hoy continua haciendo un programa de televisión por temporada. De uno de ellos, La cocina de Jamie, surgió su actual cadena de restaurantes, Fifteen. Durante varias semanas un grupo de quince jóvenes con problemas de adaptación social fueron formados para convertirse en cocineros.
El éxito del programa fue tal que más tarde Oliver abrió un restaurante con los chicos del programa. Y aunque los principios fueron duros, perdió mucho dinero y fue calificado por algunos críticos como "amateur y demasiado caro", todavía sigue siendo una misión casi imposible reservar una mesa allí.
Restaurante y responsabilidad social
Este restaurante funciona como una organización benéfica: da trabajo a 21 jóvenes conflictivos de entre 16 y 21 años en una de las zonas de Inglaterra con más tasa de desempleo. Además, ha adquirido el compromiso de que el ochenta por ciento de los ingredientes que utiliza sean locales. El cocinero, algunas veces criticado por destilar un excesivo estilo mesiánico, goza de unos ingresos anuales de 5 millones de libras gracias, en parte, a los 2.5 millones de libros de recetas que vende al año. Además, la cadena de supermercados Sainsburys lleva utilizándole como imagen desde 2000, tarea por la que se embolsa un millón de libras al año.
Mientras, Jamie Oliver sigue fiel a su idea de utilizar su impacto mediático en buenas causas y, en esto, su sentido pragmático le ha jugado malas pasadas. Como cuando se le acusó de cobrar en uno de sus restaurantes ocho libras por un plato que contenía judías con tomate en lata de la marca Heiz. Una vez más, Oliver tenía una explicación. "Heiz vino a nosotros y nos ofreció 15.000 libras por utilizar sus judías. Esa cantidad puede financiar un año entero de estudios de uno de mis chicos", explicó el persuasivo chef.