Manuela Checa
Madrid, 20 feb (EFECOM).- La pegada de carteles de mañana por la noche arrancará con un aperitivo televisivo en el que el vicepresidente segundo, Pedro Solbes, y el fichaje estrella del PP, Manuel Pizarro, se medirán en el primer gran debate de una campaña electoral que tiene a la economía como principal eje de discusión.
La actualidad económica, marcada por las turbulencias financieras, el declive de la construcción y la desaceleración, ha canalizado el discurso político hacia el bolsillo, después de tres años de confrontación entre los dos principales partidos centrada en la política antiterrorista y las reformas estatutarias.
El debate tendrá su morbo. Solbes y Pizarro -que nunca ha sido parlamentario- no han protagonizado hasta ahora un cara a cara y, desde el sorpresivo fichaje del ex presidente de Endesa, ambos se han cruzado críticas y han aceptado gustosos el reto que supone un debate ante las cámaras.
Además, amarrados a los datos económicos de los últimos meses, con fuertes subidas del paro y la inflación, los populares han presentado al ex presidente de Endesa como el gran gestor empresarial y "alter ego" de Solbes para solucionar las cosas.
La cita de mañana se presenta no sólo como un debate de ideas y fórmulas económicas. Será también algo así como un concurso de talentos, un escaparate para demostrar quién es el más listo de la clase y cuál inspira más confianza para gestionar los dineros públicos.
Pizarro tendrá que superar el obstáculo que supone que, a pesar de su tirón entre los accionistas de Endesa, no es tan conocido para el gran público, mientras que Solbes deberá alejarse de su imagen de economista excesivamente técnico y explicar llanamente a los ciudadanos su gestión y sus propuestas.
El debate de mañana mostrará previsiblemente dos estilos.
Por una parte, los mensajes directos, contundentes y efectistas de Pizarro, quien también debería aprovechar la ocasión para ir más allá y detallar las propuestas económicas lanzadas por Rajoy, que el partido sigue sin cuantificar y sobre las que el número dos aún no ha profundizado públicamente.
El vicepresidente tendrá que superar el tono académico que a veces le distancia del ciudadano de a pie y recurrir a la fina ironía y buen humor de los que en otras ocasiones hace gala.
Además, es de esperar que ambos exploten las respectivas estrategias de sus partidos, y, mientras Pizarro insista en la negativa situación de la economía española, Solbes se aferre a los buenos resultados de la legislatura y la fortaleza de España para afrontar una desaceleración que espera sea corta.
Los datos de audiencia, más que el debate en sí, servirán también para despejar la incógnita sobre la verdadera dimensión de la preocupación ciudadana por la economía.EFECOM
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