El precipitado cambio en la cúpula directiva de Research In Motion, el fabricante de la archiconocida Blackberry, ha llegado tarde, mal y sin entusiasmo. De hecho, sólo tenemos que fijarnos en el desplome que vive en estos momentos el valor canadiense, que se deja ya más de un 6 por ciento. La elección del que hasta ahora fuera su director de operaciones, Thorsten Heins, como nuevo líder de la compañía ha decepcionado a propios y extraños, especialmente cuando la empresa necesita dar una vuelta de tuerca a su modelo antes de ser pasto de una posible bancarrota o ser absorbida por uno de sus competidores.
Llama la atención, que el propio Heins haya declarado nada más asumir su nueva posición que "la compañía no necesita un cambio drástico", cuando las acciones de RIM se cambian a 15,9 dólares cuando en 2008 llegaron a cambiarse a 150 dólares. Este es un síntoma más de que el fabricante de Blackberry continuará su travesía por el desierto a la espera de una oferta de compra o, por qué no, siendo pasto del olvido.
Si echamos un vistazo al plan de la canadiense, su equipo directivo no ha cambiado demasiado. Mike Lazaridis, el que fuera consejero delegado y co-presidente del Consejo, se convierte en vicepresidente de dicha cúpula y presidirá el nuevo comité de innovación de la compañía.
Es decir que, básicamente, todo es business as usual para el fabricante de móviles. Algunos medios estadounidenses apuntan que Research In Motion podría haber tirado de la cantera de compañías como Apple o Samsung para inyectar un soplo de aire fresco al negocio de la canadiense. Las opciones eran múltiples. Philip Schiller, cabeza de marketing de la de Cupértino podría haber sido una elección perfecta.
Jim Suva, analista de Citigroup, quien tiene una recomendación de venta sobre las acciones de RIM, afirma en un informe que está "sorprendido" de que el nuevo CEO de la compañía sea "una contratación interna". Suva reconoce que esta decisión ha sido "mediocre" desde el punto de vista de innovación.