"Ha sido un baño de sangre", afirmaba un empleado de Goldman Sachs a la cadena CNBC. "Una chica estaba llorando desconsoladamente", añadió. Para muchos esta mera descripción debería estar relacionada con una verdadera tragedia, sin embargo, es la reacción de muchos de los trabajadores del polémico banco estadounidense al enterarse de los recortes que sus bonificiaciones sufrieron en 2011.
Al fin y al cabo, con una nueva regulación financiera todavía en el aire y gran incertidumbre en Europa, Goldman ha visto como su beneficio se desplomaba un 58 por ciento respecto al año pasado por estas mismas fechas.
Dadas las circunstancias, la entidad destinó un 21 por ciento menos para los salarios e incentivos de la compañía. Así, por ejemplo, algunos analistas noveles sólo recibieron entre 40.000 y 56.000 dólares en bonuses, una cantidad que podría contabilizar la mitad del salario base de estos trabajadores.
Otros, como banqueros o traders de la compañía se enteraron ayer que no recibirían bonus alguno mientras la guinda al paste lo ponía la reducción a la mitad de los salarios de buena parte de los socios de Goldman Sachs.
Por su parte, a principios de esta semana, Morgan Stanley, también limitaba sus bonus en efectivo hasta un máximo de 125.000 dólares, de acuerdo con el Wall Street Journal. Credit Suisse probablemente también anule su política que aumenta automáticamente el salario de sus banqueros junior, de acuerdo con Bloomberg News.
Aún así, Goldman parece estar llevándose la palma en esta "sangria" salarial. La compañía recortó 2.400 empleos el año pasado mientras dejó de lado una media de 367.057 dólares por trabajador, un 15 por ciento menos que los 430.700 dólares por empleado registrados en 2010, según Bloomberg News.
De todas formas, Goldman Sachs está lejos de ser el único banco eliminando puestos de trabajo. Los inquilinos por excelencia de Wall Street ya han recortado más de 200.000 empleos. Sin embargo, en relación con el ciudadano de a pie, Goldman Sachs sigue pagando una parte sustancial de sus ingresos a los empleados, lo que frustra a sus inversores, explicó el analista Mike Mayo al New York Times. "En el tira y afloja entre los empleados y los accionistas, los empleados están ganando", matizó el experto.