Toshiba ha perdido su penúltima gran batalla en la enconada guerra de los formatos de reproducción y grabación de imágenes en alta definición. Después de más de dos años de encarnizada lucha con la también nipona Sony por elevar sus respectivos formatos (HD DVD de Toshiba y Blu-Ray de Sony) a la categoría de estándar, las implacables reglas del mercado han dictado lo que podría ser ya el veredicto definitivo.
Al final, la balanza se ha inclinado hacia la opción propuesta por Sony que, apoyada por una pléyade de aliados tanto en el mundo de los fabricantes de equipos (Hitachi, Philips o Samsung) como por las principales productoras cinematográficas norteamericanas (obviamente la propia Sony Pictures, junto a Warner Brothers o 20th Century Fox), es la que mayores cuotas de ventas ha acumulado hasta ahora a nivel mundial; que no en Europa, donde dominaría el HD DVD.
Revés de Wal-Mart
El detonante de lo que ya es casi un hecho parece haber sido la decisión de los responsables de Wal-Mart, la mayor cadena de distribución de EEUU, de no vender más el formato HD DVD y centrarse únicamente en la comercialización de Blu-Ray. Esta maniobra sigue a la puesta en marcha recientemente por otros grandes del comercio minorista mundial como Target, Best Buy, Netflix o Blockbuster. Pero ahora parece que el golpe ha sido certero.
No hay que olvidar que Wal-Mart es, hoy por hoy, el número uno de la distribución mundial, y que justifica su postura apelando a las preferencias de sus clientes. Una razón, sin duda, de mucho peso que se sumaría a otra no más ligera: la práctica totalidad de las productoras de Hollywood se han alineado alrededor de la alternativa propuesta por Sony, en detrimento de la de su rival cuyo formato es, por su parte, apoyado por empresas de la talla de Microsoft o NEC.
¿Aceptar la derrota?
Aunque todo apunta a que Toshiba lo va a tener muy complicado ya en este negocio, de la reproducción digital en el que ha venido perdiendo mucho dinero, lo cierto es que parece que no se rendirá tan fácilmente y podría, tras evaluar la situación, replantear su estrategia.
La otra opción, avanzada por la prensa japonesa, sería mucho más drástica: aceptar su derrota y retirar del mercado los equipos bajo este formato, lo que le acarrearía un importante revés económico.