Londres, 14 feb (EFECOM).- La mayoría de los ferrocarriles británicos privatizados bajo el anterior gobierno conservador han llevado a cabo subidas exorbitantes de sus tarifas desde 1995, denuncia hoy el diario "The Times".
En el caso de la compañía First Great Western, la subida ha sido desde entonces de un 145 por ciento, muy por encima del 41 por ciento de inflación a lo largo de ese período.
First Great Western (FGW) tiene al mismo tiempo el récord negativo de impuntualidad ya que casi una quinta parte de sus trenes llegaron tarde a su destino el año pasado.
La empresa no pone a disposición de los viajeros un número de vagones suficiente, y así el pasado fin de semana, 300 pasajeros tuvieron que viajar como "sardinas en lata" en dos únicos vagones desde Oxford a Londres.
El pasado enero, FGW incrementó buena parte de sus tarifas en un 10 por ciento, lo que motivó que los viajeros se negaran a pagar en algunos trayectos.
Las distintas compañías de ferrocarril que operan en el Reino Unido cobran tarifas muy distintas para el mismo número de kilómetros.
South West Trains cobra 30 peniques (0,41 céntimos de euro) por 1.6 kilómetros mientras que la misma distancia cuesta entre 50 y 60 peniques en FGW, National Express East Coast o Virgin.
Virgin ha aumentado sus tarifas un 135 por ciento desde la privatización y las de primera han subido incluso un 160 por ciento.
Tan sólo alguna compañía como Great Northern puede presumir de que sus tarifas son ahora ligeramente inferiores a las que regían en 1995.
En el Reino Unido, a diferencia de lo que ocurre en el continente europeo, los trenes ofrecen tarifas muy distintas, dependiendo de la antelación con la que se saca el billete o de la hora a que se viaja.
Las más altas corresponden a las horas punta mientras que a las horas en las que no viajan casi personas son inferiores, aunque también en este caso están como media un 85 por ciento por encima de las que había en 1995.
Las tarifas ferroviarias no reguladas seguirán subiendo seguramente por encima de la inflación en los próximos diez años dado que el Gobierno quiere obligar a las compañías a pagar miles de millones de libras por sus franquicias.
Según la ministra de Transportes, Ruth Kelly, dentro de seis años, los viajeros tendrán que pagar el 75 por ciento del costo del servicio mientras que el erario público -es decir los contribuyentes- correrán con el resto.
Passenger Focus, ONG que vela por los intereses de los pasajeros, señaló, tras conocer esos datos, que no hay relación alguna entre la calidad del servicio ofrecido por los ferrocarriles privatizados y las tarifas que tienen que pagar los viajeros. EFECOM
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