
El presidente del Santander prefiere las fusiones para sanear y limpiar las entidades más débiles. Anuncia que la entidad tendrá la solvencia exigida por Europa en 2011, seis meses antes.
En medio del debate sobre la creación de un banco malo en España para aliviar los balances de las entidades, el presidente del Grupo Santander, Emilio Botín, se mostró ayer radicalmente en contra de esta solución. El banquero instó al nuevo Gobierno que presidirá Mariano Rajoy que deje a un lado esta idea y ponga en marcha una reestructuración del sector a través de fusiones y adjudicaciones a través de subasta de las entidades más débiles.
"No me gusta el banco malo", consideró Botín durante la inauguración de un Centro de Protección de Datos (CPD) del Santander ubicado en Cantabria. Las palabras del banquero se produjeron un día después de que la Asociación Española de Banca (AEB) manifestara también su rechazo en el caso de éste no sirviera para eliminar del sistema las entidades inviables.
Botín además argumentó su oposición en un proyecto de estas características en que "va a costar dinero a los contribuyentes", tal y como ha ocurrido en otros países, y en que "no solucionaría el problema del crédito", uno de los puntos claves para salir de la crisis.
Confianza en Rajoy
Botín quiso lanzar un mensaje de optimismo, a pesar de vaticinó "un 2012 muy complicado", al confiar en las medidas que pueda implantar el nuevo Gobierno, "que lo hará", para reducir el déficit y emprender la recuperación a partir de 2013. Entre estas medidas serán fundamentales las soluciones que aporten para el sector financiero. El presidente del Santander abogó por llevar a cabo iniciativas similares a las de la CAM, que ha sido adjudicada al Sabadell con dinero de las entidades, a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).
En los próximos meses el Banco de España deberá decidir el futuro de las nacionalizadas Unnim y CatalunyaCaixa y el intervenido Banco de Valencia. En estos procesos el Santander podría participar después de haberse desmarcado de la puja por la CAM. "Nosotros analizaremos estas oportunidades", indicó Botín.
Tal y como ya adelantó este periódico el Santander no está de acuerdo en la configuración de un banco malo. En octubre, el consejero delegado del grupo, Alfredo Sáenz, consideró públicamente que uno de los verdaderos problemas para un instrumento es el precio al que se traspasan los créditos y los pisos o el suelo.
También no lo ven con buenos ojos la idea los otros grandes grupos financieros del país, BBVA y La Caixa. Consideran, además, que debería ser voluntario y no se tendría que obligar a todas a vender sus activos tóxicos al Estado. Más favorable a este sistema se encuentra el Sabadell y la parte de las cajas de ahorros, como Bankia.
El PP prometió en campaña electoral que ayudaría a las entidades solucionar los activos deteriorados en sus balances, aunque no especificó cómo. Algunos dirigentes del partido han comentado que sería oportuno constituir un sociedad pública que aglutine los 176.000 millones de activos tóxicos en manos del sector financiero.
Pero no sólo el sector financiero es clave. En este sentido, el presidente de la entidad cántabra instó al Gobierno de Rajoy a que ponga en marcha una reforma laboral "exigente" que ayude a la generación de empleo en nuestro país.
Botín aprovechó el acto, además de para hacer estas reclamaciones, para defender la solvencia del grupo que preside. La EBA ha solicitado al Santander 5.300 millones de euros para que alcance el 9 por ciento de core capital. Botín adelantó que el Santander conseguirá este requerimiento antes de que finalice este año, seis meses antes del plazo otorgado por la autoridad comunitaria. Asimismo confirmó el objetivo inicial de contar con un 10 por ciento de core en junio. Para ello, la entidad ha llevado a cabo un plan de ventas de "activos no estratégicos". Entre ellos, destacan las desinversiones de participaciones en filiales extranjeras, como la chilena, la colombiana y la estadounidense.