Este emblemático empresario propició el nacimiento de Iberdrola y su consolidación como una gran multinacional
bilbao. Ayer se apagó una parte muy importante de la historia del kilowatio española. Iñigo de Oriol e Ybarra falleció a los 76 años, dejando tras de sí una de las más luminosas trayectorias empresariales de España, sin cuya contribución hoy sería imposible entender Iberdrola y su liderazgo hasta convertirse en una gran multinacional eléctrica.
Oriol llevaba la electricidad desde la cuna, procedía de la saga familiar que dio origen a Hidroeléctrica Española, que en 1991, al fusionarse con Iberduero, sentó las bases de Iberdrola, compañía que presidió desde 1992 hasta 2006, en que por jubilación cedió el relevo a Ignacio Sánchez Galán.
Además de su responsabilidad energética, este empresario vocacional, de formación académica abogado, tuvo un papel destacado en la conformación de la patronal sectorial Unesa y en la propia creación de la patronal CEOE.
Tras conocerse el fallecimiento de Oriol, el actual presidente de Iberdrola destacó su "gran sabiduría, tanto en lo profesional como en lo personal" y agradeció el apoyo que le ha prestado siempre. Sánchez Galán recalcó que Oriol se adelantó a su tiempo y "sin su tesón, su espíritu negociador y su dedicación" no hubiera sido posible que Iberdrola sea hoy la quinta eléctrica mundial y el primer grupo energético español.
Hizo vocación de su profesión
Tras licenciarse como abogado se incorporó a Hidroeléctrica Española en 1959, para no descansar hasta su jubilación a los 70 años, en base a los estatutos del grupo eléctrico.
Hasta 1975 se hizo cargo de las relaciones institucionales de la empresa, después ser nombrado vocal del Consejo de Administración. y en 1985 tomó el relevo a su padre -José María de Oriol y Urquijo- en la presidencia de Hidroeléctrica Española.
Su etapa al frente de la compañía se caracterizó por la búsqueda de la competitividad, promoviendo ahorros de costes, mejoras de gestión y preparándola para la internacionalización de los mercados financieros. Uno de sus grandes retos y logros fue superar con éxito la paralización española de nuevas centrales nucleares que penalizaron las cuentas del sector derivado del aumento del endeudamiento.
En 1991, de la mano de su amigo y competidor Manuel Gómez de Pablos, logró la fusión de Hidroeléctrica e Iberduero, que dio como resultado Iberdrola,
Durante su presidencia de Iberdrola, el valor de la eléctrica se multiplicó por cinco y se dieron los primeros pasos de su internacionalización que comenzó por Latinoamérica.
Absorciones y fusiones
En menos de diez años, Iberdrola se convirtió en un dulce muy apetecible para otros inversores. En cuanto empezó a despuntar hubo de defenderse para no ser absorbida primero por Repsol, después por la opa que le lanzó Gas Natural.
La historia de Iberdrola estuvo muy vinculada a otra gran multinacional vasca, BBVA, en cuyos consejos de administración se entremezclaban relaciones familiares. Esto no fue óbice para que en algunos momentos las relaciones fueran muy tensas e incluso se produjeran fricciones serias. El banco apoyó a Repsol en su intento de absorber Iberdrola; en el año 2000 bloqueó el proyecto de la eléctrica de entrar en Estados Unidos con la compra de Florida Power; y en 2001 Oriol y Martín Villa, entonces presidente de Endesa, se quedaron a las puertas del altar para sellar su fusión, operación que tampoco apoyó BBVA. Ahora la historia del banco y de la eléctrica discurren por separado.
La herida vasca
A pesar de la sintonía que ahora existe entre Iberdrola y las instituciones vascas, en época de Oriol hubo muchas fricciones con los nacionalistas. Para Oriol fue algo más que una herida ver cómo la privatización de Gas Euskadi, hoy convertida en Naturgas Energía, se decantó por la filial española de EDP.