Empresas y finanzas

Steve Jobs deja todo atado para garantizar la continuidad de Apple

Tras la conmoción planetaria que ayer causó la desaparición de Steve Jobs, cofundador y alma máter de Apple, vuelve a cobrar vida una pregunta difícil de contestar: ¿qué futuro le depara al gigante tecnológico surgido al calor del sol californiano en 1976?

En Apple están plenamente convencidos de que "no va a cambiar nada", porque "es una compañía estructurada" y con un plan de sucesión elaborado por el propio Jobs, que desde hace tiempo ha comenzado a aplicarse.

El interrogante no es nuevo porque se ha planteado en numerosas ocasiones desde que en agosto de 2004 el propio Jobs reconociese que se había sometido con éxito a una operación para extirparle un tumor cancerígeno en el páncreas. Y se volvió a repetir en el mes de enero de 2009, cuando el carismático empresario hizo caso a los médicos y decidió coger una baja médica para intentar recuperarse de una cruel enfermedad que aconsejaba su postración.

Las dudas, finalmente, retornaron en junio del mismo año tras someterse a un trasplante de hígado y el pasado 11 de enero, cuando un demacrado Jobs retornó a sus cuarteles de invierno para seguir luchando contra una muerte implacable que le acechaba.

Sin embargo, "conectando los puntos mirando hacia el pasado", tal y como Steve Jobs aconsejaba en su discurso leído en junio de 2005 en la Universidad de Stanford, se pueden obtener algunas pistas. Por ejemplo, que a pesar de las sucesivas alarmas surgidas sobre su salud y tomando como referencia el mes de agosto de 2004 (operación de tumor de páncreas), las acciones de Apple se han revalorizado un 2.382,5%, al pasar de 15,39 a 382 dólares, una evolución imparable al alcance de muy pocas compañías.

La segunda, estrechamente ligada a la anterior, es que desde la fatídica fecha Apple ha sido capaz de desplegar todo su arsenal tecnológico para lanzar al mercado los productos que le han convertido en un líder planetario: iPod Nano, iPod Touch, iPhone, iPad, iTunes, etc.

Retos de Tim Cook

Según algunos expertos, el plan concebido por Steve Jobs comenzó a materializarse en enero de 2009, cuando Timothy D. Cook, más conocido como Tim Cook, director de operaciones globales de la corporación, asumió interinamente las riendas de la compañía.

En agosto pasado y ante los imparables estragos causados por la enfermedad, el consejo de administración de Apple y a instancias del propio Jobs le entregó la dirección de la compañía al nombrarle consejero delegado. Con fama de serio y trabajador, pero con menos dotes comunicativas que su antecesor, este ingeniero industrial, hijo de un obrero de astillero, se ha labrado su reputación dentro de Apple tras haber sido capaz de solucionar los procesos de fabricación, resolver las demoras crónicas de los productos, así como los problemas de distribución.

Entre sus retos figura ampliar la base de clientes sin que Apple pierda sus señas de identidad, según apuntan fuentes expertas. La reciente presentación del iPhone 4S, destinado en parte a sustituir al 50% del parque de iPhone 3G lanzado en 2007, y la rebaja de precios anunciada apuntan en esta dirección. La estrategia, pues, pasa por perder algo de margen en las ventas para incrementar los ingresos a través de las aplicaciones.

Cook no estará solo en la nueva andadura que Apple acaba de comenzar. Cuenta con el apoyo de Peter Oppenheimer, director financiero; Philip Schiller, director de marketing; Jonathan Ive, director del equipo de diseño industrial; y Scott Forstall, responsable del desarrollo del software para productos como el iPhone e iPad. Los cinco tienen la responsabilidad de escribir el futuro mirando el pasado.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky